Recorriendo la Great Ocean Road en Australia

Doce apostoles australia

La Great Ocean Road es una carretera que se extiende por unos 245 Kilómetros entre las poblaciones de Torquay y Warrnambool en el estado australiano de Victoria. Fue construída por veteranos australianos de la I Guerra Mundial entre 1919 y 1932. Ésto lo podéis leer en la wikipedia sin ningún problema pero las sensaciones que experimentaréis recorriéndola no viene en ningún libro.

Fue ideada como un monumento conmemorativo a los soldados caídos durante la Gran Guerra -es el más grande del Mundo, obviamente- pero acabó siendo una ruta de exultante belleza que ha sido declarado uno de los principales atractivos turísticos de Australia.

Nosotros atravesamos Melbourne y pusimos rumbo a Geelong y Torquay, lugar de comienzo del serpenteante trazado a lo largo de la salvaje costa del Sureste australiano.

La velocidad máxima de todo el trazado es 80 kilómetros por hora pero os aseguro que, si es la primera vez que la recorréis, no pasaréis de los 50 ó 60 porque lo suyo es disfrutar del paisaje y parar donde os parezca bonito. Lo malo es que hay gente que la utiliza para desplazarse simplemente y podéis armar una buena cola. Para éso hay una especie de descansillos cada poco para que los vehículos turistas se puedan echar a un lado y dejar pasar.

Acercándonos a Apollo Bay

La Great Ocean Road atraviesa zonas boscosas, acantilados de formas imposibles y playas preciosas además de los bonitos pueblos costeros de Anglesea, Lome, Apollo Bay y Port Campbell.

El recorrido completo se puede hacer en un solo día si se comienza tempranito pero yo os recomiendo dedicarle al menos dos días completos para no ir con prisas y poder ver las joya de la corona -las formaciones de piedra separadas de la costa y llamadas los Doce Apóstoles– durante el amanecer o atardecer cuando la luz juega con la piedra y el mar para dar un espectáculo muy hermoso.

Nosotros lo hicimos en día y medio y nos desvíamos un poco hacia un faro del siglo XIX que había en el camino. Fue en ese desvío de unos 20 kilómetros donde vimos los únicos Koalas que encontramos en el país así que merece la pena hacerlo aunque después ni entramos al faro porque quedaba media hora para el cierre y la entrada era como unos 15 euros.

la ocean road en australia
Vistas desde una esquina cualquiera de esta impresionante ruta

Pasamos el día recorriendo la costa muy lentamente, parando en cada esquina donde la vista nos llamaba la atención, tomando fotos, recorriendo los pueblos del camino y leyendo alguna placa con historias curiosas, como la del preso que se fugó en mil ochocientos y pico y pasó meses viviendo de la naturaleza en esa zona boscosa. Hizo amistad con los indígenas pero acabó entregándose. Finalmente fue perdonado y llegó a ostentar un cargo público de la corona inglesa para relaciones con aborígenes.

Estaba casi anocheciendo cuando llegamos a los Doce Apóstoles y asistimos a un espectáculo impresionante desde las plataformas de observación.

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Vistas al amanecer al pie de las Gibson Steps

El cielo se incendiaba sobre los pináculos de piedra que emergen del mar como hijos huérfanos del cercano acantilado. Ya era casi invierno y no había muchos turistas, pudiendo disfrutar de todo casi a nuestras anchas. Yo me quedé embobado con la estampa. El mar estaba bravísimo y golpeaba los pináculos con gran fuerza incesante. Nos quedamos así hasta la noche cerrada.

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Después buscamos un sitio donde dormir.

Normalmente no se puede dormir en cualquier lado y la gente se suele quedar en hostales, hoteles o campings de los pueblecitos de la ruta o algunos más apartados. Pero una de las ventajas de la temporada baja es que no tienes porqué hacer demasiado caso de las señales que prohíben dormir en aparcamientos con vistas increíbles de los acantilados.

Aparcamos al comienzo de las Gibson Steps –Escalones de Gibson– y nos hicimos la cena en nuestro camping gas.

Fue una experiencia inolvidable tal y como os conté en mi artículo sobre aquella noche.

great ocean road
Corriendo para calentar antes de darme un baño en una de las calas que encontramos a pie de carretera

Al día siguiente nos levantamos con las primeras luces y continuamos la ruta. Fue en este segundo día cuando vimos los Koalas y otras formaciones rocosas en el agua del mar, como el London Arch. No debéis perderos tampoco el Loch Ard Gorge y The Grotto.

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El camino de regreso a Melbourne lo hicimos por el interior para poder volver a tiempo para tomar el vuelo que nos llevaría a Perth a comenzar nuestra exploración de la Costa Oeste del país.

La ruta es totalmente gratuita y no hay peajes ni nada de éso. Para los que no tengan vehículo propio hay muchos tours organizados pero claramente no tiene nada que ver con la posibilidad de parar donde quieras y ver todo a tu propio ritmo.

Sin duda el mejor Road Trip -aunque cortito- que he hecho jamás.

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