El valle de Avoca significa una buena alternativa cercana a Dublín para conocer el interior rural de Irlanda en un marco natural digno de aparecer en las historias de Tolkien.
El valle se crea a partir del curso del río Avoca y a sus lados lo miran pasar antiguos molinos, viejas fábricas de textil, campos de golf y un parque natural que cobija la casa de uno de los patriotas irlandeses más conocidos: Charles Stewart Parnell.
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A continuación os relataré un recorrido que realicé a pie desde el interior de las montañas de Wicklow hasta llegar al mar Atlántico. Es decir, desde la población de Rathdrum hasta Arklow durante dos días de caminata.
Partí de la estación de trenes de O’Connolly en Dublín en dirección a Rathdrum. Existen trenes a diario y en una hora y media llegué a esta preciosa población al sur de los valles de Glendaloguh y Glenmalure.
A partir de aquí seguí un sendero que bordea la vía del tren y nos acerca al parque natural de Avondale. Se trata de una zona rural poco poblada y veréis a muy pocos turistas. Tan sólo algunos pescadores en las mejores aguas para pescar truchas y salmones del mundo y unos cuantos molinos que parecen transportarnos a épocas lejanas muy lejos del desarrollo que convulsiona la capital irlandesa.
El parque natural de Avondale cobija la casa que vio nacer a Parnell y a su alrededor podemos admirar un bosque de más de 500 acres con una multitud de caminos a realizar. Quería llegar a Avoca y no tenía mucho tiempo, así que visité la casa de Parnell y proseguí el camino.
La senda prosigue siguiendo el curso del río Avonmore hasta que el mismo se cruza con el río Avonbeg y juntos crean un enclave famoso en la zona llamado The Meeting of the Waters donde se fusionan en el río Avoca y se unen para seguir vía al Atlántico. Es un lugar ideal para picnic si el tiempo lo permite. El camino a partir de aquí va serpenteando siguiendo al río y a la cercana carretera. No obstante, la sensación de paraje natural y lejos del siglo XXI sigue sorprendiendo al viajero.
En unas horas se llega al pueblo de Avoca donde existen Bed & Breakfast donde dormir. Antes, no obstante, conviene pegarse un buen festín de carne de cordero (ideal en esta zona) y un par de Guinness con los locales para finalizar el día. Si os hace falta un jersey, esta zona goza de los mejores jerseys de lana del país, así que aprovechad la visita.
La segunda jornada se inicia desde la misma población de Avoca y continua siguiendo el curso del río hasta llegar a la población costera de Arklow. Pasa por un campo de golf que rompe un poco con la virginalidad del paisaje y probablemente es uno de los lugares donde podremos ver gente durante todo el recorrido. El camino no tiene pérdida siguiendo el río hasta llegar a las proximidades de Arklow.
A pocos kilómetros de llegar a esta ciudad al sur del condado de Wicklow, el camino cruza unas antiguas fábricas que rompen con la natural senda recorrida hasta entonces. Quedan pocos kilómetros y la ciudad empieza a vislumbrarse a lo lejos.
Arklow es una bonita ciudad pesquera. Me instalé en un Bed & Breakfast cercano al mar ya que en la ciudad no existe ningún hostal.
Es curioso como el mismo río rompe la ciudad en dos. Al norte encontramos mansiones que antiguamente fueron morada para los colonizadores ingleses que se afincaron fuertemente en la zona para sublevar a los rebeldes de las montañas de Wicklow. Al sur encontramos el casco antiguo de la ciudad. Curiosamente, después de casi un siglo de independencia, las distancias sociales y económicas entre ambas partes de la ciudad todavía son evidentes.
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Si lográis buena afinidad con algún local (eso se consigue fácilmente en Irlanda con una Guinness en la mano), hablad con ellos y os sorprenderéis al observar que muchos de ellos todavía viven en sus pieles la guerra que ocurrió hace casi un siglo y las consecuencias que trajeron a nivel local en la población de Arklow.