Me siento junto a la ventana y contemplo la calle. Mi ciudad, Alicante, está tranquila bajo el sol. La temperatura es ideal y veo a una pareja que pasea al perro por el parque mientras dos jóvenes, ataviados con ropa deportiva, parecen venir de echar un partido a algo.
No hay humedad, no hay tumulto. El Mediterráneo se mece tranquilo… Y me acuerdo del Atlántico, furioso e insondable. No escucho música y mi memoria me regala la percusión de las escuelas callejeras de Pelourinho. Las pieles de la gente son uniformes, lejos de las distintas tonalidades que muestran la mezcla racial de Salvador.
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Música, ritmo, calor, vida… Echo de menos Salvador.
La antigua capital de Brasil es, actualmente, la cuarta ciudad más grande del país. Capital del estado de Bahía, mezcla de culturas, la cuna del capoeira y del mejor carnaval del mundo atrae cada año a millones de turistas. Explorando sus entrañas durante cuatro días, no me resultó difícil entender por qué.
¿Cómo llegar?
La mejor opción para llegar a Salvador de Bahía es volar desde Madrid con la magnífica aerolínea española Air Europa.
Yo tuve la suerte de realizar el trayecto en la clase business de uno de sus modernos aviones Airbus A330 y apenas me di cuenta de las 9 horas de viaje. La calidad de los platos del menú a bordo fue espectacular y el entretenimiento consistía en un I-Pad con juegos, películas y series almacenadas.
Además, puedes conectarte a internet y la atención de la tripulación de cabina es de las mejores que tuve nunca. Poco más se le puede pedir a un viaje en avión.
Qué ver en Salvador de Bahía
Son muchos los atractivos de Salvador, pero os hablaré de los que yo visité (desarrollaré algunos de ellos en artículos futuros):
El Pelourinho
La vida y la Historia suelen ser irónicas. Pelourinho es la palabra portuguesa que en la época colonial se utilizaba para designar a la columna, normalmente ubicada en una plaza, a la que se ataba a los esclavos cuando querían darle un castigo público. Hoy en día, este colorido barrio que forma el centro histórico de Salvador ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el atractivo turístico más importante de la ciudad.
Tras los tiempos coloniales, Pelou (como se le conoce localmente) fue un lugar que atrajo a artistas y bohemios, convirtiéndolo en un gran centro popular de arte y cultura. Durante la década de los 90 del siglo pasado, se invirtieron millones de dólares para realizar un lavado de cara a gran escala, cosa que trajo consigo cierta polémica por la expulsión de muchos de los habitantes originales del barrio.
Sus calles empedradas, a las que se asoman casas coloniales de coloridas fachadas, están llenas de restaurantes, tiendas, iglesias, escuelas de arte y música, y vida… Mucha vida.
Aunque durante el día Pelou es bastante seguro, por la noche os recomiendo que no os salgáis de las calles principales.
Playa de Porto da Barra
Salvador posee unos 50 km de un litoral plagado de playas bañadas por las aguas del Atlántico.
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Seguro que son muchas las que los expertos recomendarían antes que la pequeña playa de Porto da Barra, pero fue esta la que se quedó grabada a fuego en mi memoria.
Flanqueada por dos bellos fuertes coloniales, Porto da Barra tiene una longitud de unos 600 metros. Sus aguas son limpias y la gente práctica natación, paddle surf, kayaking y otros deportes acuáticos y náuticos. Si buceas a algo más de distancia de la costa, podrás admirar los restos de barcos naufragados.
En Porto da Barra hay mucha vida. Si quieres coger un buen sitio, lo mejor es llegar bien temprano. Conforme va pasando el día, no paran de llegar familias, grupos de amigos y turistas, cargados con sus neveras llenas de cervezas, fruta y caipirinha. Otros prefieren comprar cocos a los vendedores ambulantes, mientras que la famosa «tia» – una mujerona baiana que todo el mundo conoce – les limpiará los pies a la salida de la playa.
Mi primera visita a esta playa fue durante un atardecer. Fue el más espectacular que vi en Brasil.
Porto da Barra es una de las pocas playas brasileñas en las que verás cómo el sol de hunde en el agua. El momento es sagrado. Unos minutos antes, la playa rebosaba de vida. Gente jugando al fútbol, bebiendo, bañándose, riendo, pescando, intentando conseguir pareja (fugaz o duradera)… Y, de repente, cuando la inmensa bola de fuego parece ahogarse en el mar, todo el mundo aplaude. Aún se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo ese momento. Auténtica pasión por la vida. Brasil en estado puro.
La casa de Jorge Amado en Rio Vermelho
Una de las visitas más diferentes que realicé en Salvador fue la de la casa del famoso escritor Jorge Amado en Rio Vermelho, la zona bohemia de la ciudad.
La casa es como un museo interactivo donde uno se adentra en un mundo que mezcla la vida real del gran escritor baiano con la ficción de sus pasionales novelas. Es como un oasis de tranquilidad y cultura, rematado con un bello jardín que servía de refugio a este genio de las letras.
Excursión a Ilha dos Frades
Una de las mejores excursiones que se puede realizar en los alrededores de Salvador es la de la visita a la Ilha dos Frades.
El lugar es uno de los preferidos por los baianos que quieren tomarse un fin de semana libre en un entorno natural y más relajado que el de la capital. La pequeña isla no está demasiado explotada y tan sólo unas pocas pousadas sirven de alojamiento a los turistas.
El resto de la superficie de la isla está cubierta de vegetación virgen, alguna laguna de agua dulce y una franja costera cuyas aguas rebosan de vida.
Compras en el Mercado Modelo
Si quieres llevarte algún souvenir típico de Salvador y del estado de Bahía, lo encontrarás en el Mercado Modelo. El edificio data del siglo XIX y es la antesala del Pelourinho, ya que se encuentra a escasos metros del elevador Lacerda, que te lleva al casco histórico de Salvador.
Desde 1971 alberga este mercado que tiene más de 200 puestos, bares, restaurantes, espectáculos de capoeira y mucho ambiente.
Iglesias del Salvador de Bahía
Hay un dicho en Salvador que reza (nunca mejor dicho) que hay una iglesia para cada día del año. Se han catalogado unas 350, ganándose a pulso el apelativo de la «Roma Negra».
Destacan la Catedral de Salvador, la iglesia de nuestro señor de Bonfim y la iglesia y convento de San Francisco.
Rio Vermelho
Es la zona bohemia de Salvador. Situada frente a las playas, cada noche se llena de vida, con terrazas donde los baianos beben, ríen, conversan, escuchan música…Y se besan.
Las playas de Salvador
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Tanto la costa Atlántica como la zona de la Bahía de Todos los Santos presentan playas que son veneradas por turistas y locales. Además de la ya mencionada Porto da Barra, las de Itapuan, Pituba y Artistas se han ganado una buena fama.
Hola Thelma! Sí, Brasil es algo espectacular. Siempre con ganas de volver. Me alegro de que te haya gustado el artículo. Saludos