Qué ver en Lerma, la villa barroca del duque más famoso de España

El Duque de Lerma ejerció de mecenas de una de las villas más hermosas de España

España

Dicho de una manera un poco básica, pero contundente y veraz, la Lerma barroca es el producto de la corrupción a gran escala. El único legado bello de un hombre que habría dejado en minucias a los escándalos políticos que ocupan las cabeceras de los periódicos hoy en día.

Un poco de historia sobre el Duque de Lerma

Cuadro del Duque de Lerma en la Colegiata de Lerma

Cuadro del Duque de Lerma en la Colegiata de Lerma

Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja nació en Tordesillas en 1553 y dejó su huella en la Historia con el nombre de I Duque de Lerma. Entre 1598 y 1621 fue el valido del monarca más poderoso del mundo, el rey español Felipe III.  Aprovechando la debilidad de carácter y las pocas ganas de gobernar del descendiente de Felipe II, el Duque de de Lerma tomó las riendas de una España cuyas inmensas riquezas procedentes de América no eran suficientes para financiar las guerras abiertas en multitud de frentes y una corte que, ajena a todo, quería vivir en una fiesta y un lujo sin fin. De esto último,  el Duque de Lerma sabía mucho.

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Tráfico de influencias, especulación con terrenos y propiedades, robo, eliminación de posibles rivales… El Duque de Lerma ejerció todos los posibles actor corruptos que puedes encontrar hoy en un diccionario.

Mientras él manejaba el destino de la mayor potencia mundial de la época, decidió crear un lugar donde el rey Felipe III pudiera dedicarse a lo que realmente le gustaba y se le daba bien: la caza y las fiestas. Así fue como se erigió, a finales del siglo XVI y principios del XVII, en el mayor mecenas de Lerma de la historia.

Qué ver en Lerma

Iglesia Colegial de San Pedro Lerma

Iglesia Colegial de San Pedro

Lerma se convirtió en Villa Ducal y es uno de los pueblos más bellos que puedes visitar en la mitad norte de España.

Entre las muchas perlas que ver en Lerma se encuentran, principalmente, muchas construcciones barrocas. El Duque no reparó en gastos – de las arcas del Estado, obviamente – y llegó a levantar seis monasterios, siete ermitas, un hospital, un palacio ducal, casones, la Plaza Ducal… Y mucho más. Todo ello en poco más de 17 años.

Una bonita y fría mañana de mayo, visité Lerma intentando imaginar cómo podía haber sido 400 años atrás. El día anterior había dejado mi natal Alicante con temperaturas que rondaban los 30 grados y ahora tenía que estrenar mi nueva chaqueta de Hi-Tec, que me sirvió fielmente durante mis días en la región de Arlanza.

Hoy en día es un lugar extremadamente tranquilo y sus calles aparecían desiertas a las 10 de la mañana de aquel sábado. Sin embargo, con las explicaciones de nuestro magnífico guía, parecía que podía oír cómo los cánticos religiosos se mezclaban con la música cortesana, los gritos de los borrachos fiesteros y los disparos de los cazadores. Un cóctel que seguro habría valido la pena vivir en primera persona.

Estos son los principales lugares que ver en Lerma, en el orden en el que los recorrimos aquella mañana:

Iglesia Colegial de San Pedro

Iglesia Colegial de San Pedro Lerma

Iglesia Colegial de San Pedro

Construida enre 1613 y 1617, en esta iglesia barroca, además de celebrar actos religiosos, se impartían enseñanzas escolares. Orientada al norte, su interior siempre es fresco y no tuve la más mínima intención de quitarme la chaqueta cuando entramos. De hecho, debido al frío, sólo se usa para sus fines religiosos durante los 3 o 4 meses más cálidos del año.

Su interior es de tres naves, con girola y sin crucero. Su bello retablo original y la sillería fueron diseñados por el gran Juan Gómez de Mora. Cerca del altar – a su izquierda si lo tienes de frente – se halla una escultura en bronce impresionante. Es la de Cristóbal de Rojas y Sandoval, tío del Duque de Lerma y Arzobispo de Sevilla. Pesa más de una tonelada. El propio Duque de Lerma, cuando se debilitó su poder en la corte y el Conde Duque de Olivares tuvo la intención de capturarle, optó por una orden religiosa y fue nombrado Cardenal.

Como dice una coplilla:

Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado

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Colegiata Lerma

Colegiata Lerma

El impresionante órgano es de principios del siglo XVII y me encantó el colorido de la mesa taraceada que se halla en la sacristía.

Sin duda, se trata de la mejor muestra de arquitectura religiosa que ver en Lerma.

Ruta literaria con José Zorrilla

Estatua de Zorilla

Estatua de Zorilla

Al salir de la fría iglesia me pareció ver que alguien se había congelado más que yo. Pero no, era una estatua que la alcaldesa de Lerma había inaugurado, precisamente, la tarde anterior. Un José Zorrilla de larga y cuidada barba se inspiraba frente a la iglesia. EL poeta y dramaturgo, nacido en Valladolid, pasó inspiradores veranos con su familia en Lerma.

El Ayuntamiento de Lerma ha creado un recorrido especial por algunos de los puntos más emblemáticos de la villa, conectando la figura del poeta con ella. Prometo extenderme algo más sobre esta ruta en un artículo individual.

Pasadizo del Duque de Lerma

Exterior del Pasadizo de Lerma

Exterior del Pasadizo de Lerma

El Duque, obviamente, era un clasista de mucho cuidado. Él consideraba que ni su magnífica persona, ni la del rey Felipe III, debía rebajarse a caminar por las calles de Lerma para ir de un sitio a otro, como hacía la plebe. Con el fin de evitarlo, construyó un complejo entramado de pasadizos aéreos que conectaban todos los puntos neurálgicos de la villa.

El único tramo que se conserva hoy en día es el que comunicaba el Palacio Ducal con la Iglesia Colegial de San Pedro. Gracias a él, el Duque y la familia real podían desplazarse a los distintos oficios religiosos sin necesidad de pisar la vía pública.

Se construyó en 1609 y ahora es la sede de una muestra audiovisual que ofrece información sobre el personaje y la época del Duque, las características de la monarquía a principios del XVII y la relevancia de la villa en su momento más esplendoroso. Aunque esta parte me gustó, la que me encantó fue la que está dedicada a la decadencia del Duque. Es una zona más sombría que satiriza la imagen del hombre más corrupto del mayor imperio de la época.

Plaza de Santa Clara y Mirador de los Arcos

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A unos pasos de la Iglesia Colegial de San Pedro, nos asomamos al mejor mirador que ver en Lerma. Se encuentra justo tras pasar bajo los arcos del pasadizo y tiene vistas panorámicas de la bella vega del río Arlanza. Este fue uno de los puntos de la villa que más inspiraba a Zorrilla y pude apreciar por qué.

La campiña se extendía bajo mis pies. Antiguamente, esas tierras pertenecían al Duque y junto al río Arlanza existían 7 ermitas. Los creyentes las visitaban para obtener el perdón de sus pecados diarios. Ahora solo queda una de las siete, justo al lado del campo de fútbol. A lo lejos, los días claros se adivina la silueta de la Sierra de la Demanda, frontera natural entre Burgos y La Rioja.

Plaza de los Arcos Lerma

Plaza de Santa Clara

En esos verdes prados cazaba Felipe III mientras el Duque trajinaba a sus anchas con el poder.

Junto al mirador está la Plaza de Santa Clara, presidida por el monumento que indica dónde descansan los restos del mítico Cura Merino, uno de los cabecillas guerrilleros más importantes durante la Guerra de la Independencia contra los franceses.

Plaza Mayor y Palacio Ducal

Palacio Ducal de Lerma

Palacio Ducal de Lerma

La Plaza Mayor de Lerma da una idea de la grandeza de la que tuvo que disfrutar la villa en otros tiempos. Es enorme y bellamente decorada, con el imponente Palacio Ducal como elemento principal.

Originalmente estaba porticada y la parte norte estaba formada por el pasadizo ducal hasta la Colegiata. El resto se constituía de casas de los nobles pertenecientes al círculo de confianza del Duque.

La Plaza Mayor tenía una función clara: ser el escenario de la fiesta. Aquí el desparrame cortesano era generalizado y las celebraciones podían durar días o semanas. No eran extraños los espectáculos taurinos que acababan con el toro despeñándose ladera abajo.

El Palacio Ducal fue diseñado por Francisco de Mora y construido entre 1601 y 1617. Aquí vivía el Duque con su familia y algunas familias nobles.

Hoy en día es la sede del Parador de Lerma, el mejor alojamiento que puedes encontrar en la villa. Entramos en su lujoso vestíbulo donde se abre una cafetería a la que dan algunas de las habitaciones. Las antiguas y señoriales escaleras llevan a las habitaciones de los pisos superiores y la decoración tiene piezas tan bizarras como unos antiguos proyectiles de catapulta.

 

Poco más nos dio tiempo a visitar en una mañana, pero son muchas más las cosas que ver en Lerma. El Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor, el de Santo Domingo, el de Santa Teresa o el de la Madre de Dios; el convento de San Blas, el Arco de la Cárcel, la Ermita del Humilladero o el Puento Medieval son algunas de ellas.

Lerma se me presentó como el lugar perfecto para pasar unos días retirado del mundo. Un viaje a la España Imperial en una villa que tras ser el epicentro de una corte corrupta, ambiciosa, carnal y desenfrenada, vuelve a la tranquilidad innata con la que nació.

 

 

 

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David Escribano ha escrito 1905 artículos en Viajablog.
Una respuesta
  • Margarita 2 junio 2017
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