Murallas, alcázares y mucha pasión en la bella Carmona

La ciudad de Carmona, en Sevilla, es un museo en sí

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Vistas de Carmona desde el Alcázar de la Puerta de Sevilla

Asomado a una de las almenas de las poderosas torres defensivas del Alcázar de la Puerta de Sevilla, contemplo el perfil de la bella Carmona. Como una mujer bella e interracial, moldeada por las distintas civilizaciones que se asentaron en la zona, se ilumina bajo la intensa luz de una calurosa tarde de principios de octubre.

Su piel, tersa y blanca, la forman las pequeñas casas de fachadas níveas que jalonan el laberinto de calles de su excepcional centro histórico. Las curvas y la voluptuosidad, las ponen – en contra de toda lógica – las altas torres de las iglesias.

Es la primera vista que tengo de la ciudad y tengo ganas de conocerla a ras de suelo. Antes, giro sobre mí mismo y observo, a lo lejos, la campiña que le rodea. Tierras fértiles que hicieron que fuera una de las urbes principales de la Bética romana. Pero antes de los romanos, ya se asentaron aquí fenicios, tartesos, íberos y turdetanos.

Carmona me abrió su corazón como un libro que desea ser leído. Como esa Historia Interminable que, en la novela de Michael Ende, Bastian encuentra en aquella vieja librería

Índice de contenidos

El Alcázar de la Puerta de Sevilla

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El principal monumento de Carmona es el Alcázar de la Puerta de Sevilla.

Su origen se remonta al siglo VIII a.C., cuando se levantó una torre de base circular que formaba parte de un conjunto defensivo más amplio. Algo más tarde, serían los cartagineses los que construirían un baluarte sobre la primera torre, dotándole de un aspecto cuadrangular.

Sin embargo, fueron los romanos los que, entre los siglos III y I a.C., le confirieron los trazos que se identifican con el perfil actual. Reforzaron las fortificaciones, añadieron la puerta del lado norte y erigieron un templo sobre el bastión.

En esta época romana, el Alcázar de la Puerta de Sevilla se convirtió en la pieza clave de la ciudad más segura y blindada de la Bética.

La otra gran transformación no llegaría hasta el siglo XVI, cuando ya se pueden apreciar dos elementos diferenciados: el Alcázar (formado por la Torre del Oro, la del Homenaje y otras más) y la Puerta de Sevilla (formada por dos puertas separadas por arcos de herradura y de medio punto).

En 1975, el Alcázar fue restaurado y, más recientemente, sus dependencias han sido habilitadas para la celebración de distintos actos turístico-culturales, siendo, además, sede de la Oficina de Turismo de la ciudad.

Con todos estos antecedentes históricos, pasear por sus estancias y murallas es como hacerlo por la historia de Carmona.

Museo de la ciudad de Carmona

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Tras quedar embelesado recorriendo el Alcázar, pusimos rumbo a la Casa del Marqués de las Torres, que sirve de sede al Museo de la ciudad de Carmona.

El museo es realmente completo y en él se recogen vestigios e información sobre Carmona desde su origen (hace nada menos que medio millón de años) hasta la actualidad.

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Comenzamos admirando los elementos líticos del Paleolítico, para pasar a las vasijas del Calcolítico y la Edad del Bronce. Sin embargo, es la muestra romana – que ocupa tres salas – la que más me impresionó. Mosaicos, estatuas, vasijas… Y una maqueta de la antigua Carmo romana son sólo algunas de las piezas que componen la exhibición.

Carmona Turdetana, medieval cristiana, medieval islámica, moderna y contemporánea son otras de las salas que tiene el museo.

Iglesias de Carmona

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La devoción con la que se vive la Semana Santa en Carmona no es un hecho casual. La ciudad posee un patrimonio ecleasiástico difícil de igualar.

De entre sus iglesias y parroquias destacaría tres: iglesia de Santa María de la Asunción, iglesia de San Bartolomé y la parroquia de San Pedro.

La primera, muestra del tardogótico andaluz, fue construida entre los siglos XV y XIX y en ella destacan las bóvedas del techo.

La de San Bartolomé también se erigió en el XV, pero tuvo reformas barrocas en el XVIII. Su alta torre parece enfrentarse con las murallas del Alcázar.

La parroquia de San Pedro (siglo XV) destaca por el «Giraldillo» que se colocó a su torre, para imitar al que se encuentra en la Giralda de Sevilla.

Estas tres iglesias, y muchas otras, se llenan de vida y pasión durante cada año, durante los días de Semana Santa, cuando la ciudad entera se vuela en las calles y el blanco de Carmona adquiere un colorido único.

Puerta de Córdoba

Puerta de Córdoba Carmona

Puerta de Córdoba al amanecer

La última mañana que pasé en Carmona decidí levantarme pronto y salir, aún de noche, a darme una carrera por sus entrañas.

Pude ver todos sus monumentos iluminados y, casi sin darme cuenta, me encontré frente a una de las antiguas puertas de entrada a la antigua Carmo romana. Fue construida en el siglo I y, aunque ha sido reformada en diversas ocasiones, aún sigue conversando algunas partes de la original.

A pesar de su aspecto macizo y las dos grandes torres que guardan la puerta, su función era más propagandística que defensiva. Su bella estructura impresionaba a todo aquel que llegaba a ciudad por el lado de la vega. Era el camino más transitado por los visitantes, que se topaban con esta especie de Arco del Triunfo.

Yo la crucé y salí a la carretera, entrando de nuevo al centro histórico por el Alcázar de la Puerta de Sevilla.

Otros monumentos

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Mercado de Abastos de Carmona

Aunque durante mi corta visita sólo tuve tiempo de conocer los monumentos que os he mencionado anteriormente, son muchas más las cosas que ver en Carmona.

La Plaza del Mercado de Abastos (por la que pasé fugazmente), casas-palacios (como la de Lasso de la Vega, los Briones o la del Marqués de San Martín), el Alcázar del Rey Don Pedro, varias ermitas (como la de San Mateo y Nuestra Señora de Gracia), conventos (Descalzas y el de Santa Clara), etc. Son sólo un ejemplo del gran patrimonio de la ciudad.

Destaca, entre todos ellos, la Necrópolis romana. Se encuentra a unos 10-15 minutos andando del centro histórico de Carmona y fue utilizada entre los siglos I a.C. y II d.C. En esta época los cuerpos se incineraban y se han encontrado hornos crematorios, objetos personales (con los que se enterraba a los difuntos) y alguna estatua (representando su aspecto en vida).

Una buena excusa para regresar.

Gastronomía de Carmona

Gastronomia carmona

La visita a Carmona nos dejó exhaustos y con mucha hambre. El segundo de estos problemas lo solucionó fácilmente su rica y variada gastronomía.

Las Alboronías es un plato con unas reminiscencias árabes muy fuertes y está hecho a base de calabaza y calabacín. Es muy parecido al pisto, pero sin el añadido del tomate, que llegaría tras la conquista de América.

Otro de los platos típicos de Carmona, son las espinacas con garbanzos. La próspera huerta hace que la verdura esté muy presente en la cocina pero también las chacinas y las carnes de la sierra norte de Sevilla tienen un gran protagonismo.

 

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Son muchas los ingredientes que hacen de Carmona una visita obligada en tu recorrido por Andalucía. Espero poder volver pronto para descubrir lo mucho que me ha quedado por conocer.

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