Una de las excursiones más populares en los valles del Pirineo francés es la ascensión al Carlit o un paseo por el lago de las Bulloses. No obstante, durante los meses de verano la afluencia de turistas es muy elevada y cierran la circulación de coche hasta un parking bastante lejano al destino y en su lugar ofrecen furgonetas a modo de taxi.
No obstante, alrededor del pico del Carlit existen varias opciones menos frecuentadas como la ascensión al lago de Font Viva o un tranquilo paseo por el Pla de Barrès apenas sin desnivel que os contaremos a continuación.
Para visitar el Pla de Barrès, dejamos el coche en el parking de Bolquère que podemos ver fácilmente a mano izquierda en la carretera D-618 entre las poblaciones de Font Romeu y Mont-Louis. Nos preparamos con el bebé a cuestas para realizar una ruta de unos 8 kilómetros aproximados siguiendo en gran parte el curso del río Têt y con un desnivel de ni siquiera 200 metros en total.
El camino se adentra por el bosque ofreciendo una agradable sombra durante los meses de verano. El sendero está debidamente indicado, sin pérdida, e incluso en algunas zonas veréis puentes de madera o escaleras que nos facilitan la labor cuando las lluvias desbordan el río.
A pocos kilómetros de ruta vimos a nuestra derecha el camping du Pla de Barrès. Un lugar ideal para aquellos que sacrifiquen el confort de un bungalow por la auténtica naturaleza.
Durante gran parte del recorrido el río asoma en varias curvas y vimos a un buen número de gente disfrutando de un buen baño. El cauce del río es bastante amplio y ofrece zonas donde el agua está calmada ofreciendo pequeñas piscinas ideales para el baño.
El camino nos alejó del río alrededor del segundo kilómetro de ruta y nos adentramos por el bosque. Por horarios hicimos el picnic por esta zona en cuanto encontramos unas sombras. De todas maneras, os aconsejo aprovechar el meandro del río para realizar ahí vuestro picnic ya que se trata de la zona más bucólica e ideal para parar, relajarse y disfrutar de una buena sombra con el ruido del río a modo de música de fondo.
Seguimos el sendero y tomamos una pista forestal más amplia a partir del tercer kilómetro. Se trata de pistas de esquí de fondo frecuentadas durante los meses de invierno. Realizamos una diagonal que nos devolvió al camino que habíamos tomado a la ida. Para no hacer experimentos -cuando vas con un niño de año y medio dejas el orgullo de no volver atrás y te adaptas a la situación más pragmática- decidimos retomar el mismo camino que habíamos hecho durante la ida.
En menos de un par de kilómetros volvimos al río donde aprovechamos para descansar y jugar con las piedras. Sin duda, es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza con los pequeños, para bañarse -a pesar de las frías temperaturas del agua- y pasar un tiempo agradable.
El sendero principal que sigue el curso del río Têt nos devolvió al coche en apenas un par de kilómetros de ruta.