Los paraísos tropicales a veces pueden deparar sorpresas mortales, en algunos casos accidentales o provocadas por las fuerzas de la Naturaleza, en otras por la brutal mano del hombre. Ocurre en una minoría de casos y circunstancias, pero las repercusiones mediáticas superan fronteras y dan lugar a curiosas soluciones.
En el caso de Tailandia, la tragedia ocurrió el pasado fin de semana cuando una turista sueca, Hanna Charlotta Backlund, de 27 años, fue apuñalada a plena luz del día. La fallecida estaba paseando por la playa de Mai Khao, en la punta norte de la isla de Phuket, uno de los destinos turísticos por excelencia en el país asiático, cuando fue asaltada y asesinada.
Dos días después del ataque, el Ministro de Turismo, Weerasak Kohsurat, anunció que las turistas que visiten la isla recibirán silbatos de emergencia, para hacerlos sonar en caso de que se vean amenazadas. También se está planificando la forma de aumentar la presencia de guardas de seguridad en la isla, y la publicación de manuales de seguridad para ser distribuidos a los visitantes.
El Mayor de la Policía de Phuket, Sathabhorn Sangaunsuk, dijo que los silbatos tendrán la forma del símbolo internacional de la feminidad (un círculo sobre una cruz) y podrán ser llevados alrededor del cuello, aunque no especificó cuando comenzará la distribución de los mismos.
Si me he llevado miradas de sorpresa en más de una ocasión al comentar que estaba viajando solo, he sido yo el que ha mirado con sorpresa a esas chicas, arrogantes o ingenuas, que se aventuran sin compañía por zonas remotas o barrios peligrosos. A esa pobre chica sueca se le acabó la vida dando un sencillo paseo. A riesgo de sonar machista, nunca recomendaría a una mujer que viaje sola, ni siquiera al Vaticano. El mundo es el que es y no podemos negarlo.
Tailandia no es más insegura que España o Irlanda, pero los pequeños delitos (desde estafas hasta robo de mochilas) no son ajenos a este país. Si bien es cierto que el ataque a extranjeros no es frecuente, tampoco es excepcional. En Chiang Mai, a mi novia intentaron robarla a la puerta de su hostal, cuando volvía de cenar. Ella se resistió y acabó en el suelo, aferrando su bolso, y recibiendo las patadas del ladrón. Unos segundos después, quien estaba en el suelo era él, y recibía los golpes de los policías que acudieron rápidamente al oír el tumulto.
El suceso le ofreció una perspectiva de primera mano de la justicia tailandesa y de la seguridad social de Oceanía (los moratones de la espalda curaron pronto, pero el dedo fracturado requirió atención intermitente en Nueva Zelanda y Australia). También se ganó una paternal charla, mía, sobre “si te quieren robar el bolso, no te resistas, no sea que te saquen un cuchillo o una pistola”.
Como último apunte, y consejo: respetad las costumbres sociales y modas locales. Un hombre vestido solamente con un pantalón, paseando a pecho descubierto por una calle de Bangkok es inaceptable para los tailandeses, pero se cuidarán de hacérselo notar. Es, sencillamente, una cuestión de mal gusto. La ropa que, a veces, llevan algunas turistas, es más propia de una playa ibicenca que de un continente extremadamente conservador y en el que los parámetros sexuales y sociales son distintos a los europeos. Es, sencillamente, una cuestión de respeto.
Via, MSNBC
Fotos, avistu
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Viajar es una experiencia que le expande a uno la mente y hacerlo solo, en mi opinión, le añade un matiz de crecimiento personal que no tiene precio.
Es una lástima que muchas mujeres no se atrevan a dar el paso de viajar solas y que lamentables sucesos, como el descrito en este post, contribuyan a alimentar un clima de psicosis y paranoia paralizadora.
Contrariamente a la opinión del señor Avistu, creo que los viajes en solitario no son desaconsejables para las mujeres, ni en Tailandia, ni en la India, ni muchísimo menos en el Vaticano.
La mayoría de mujeres que se han atrevido a cargar solas con su mochila por el mundo, han vuelto de sus aventuras ilesas y sin mayores traumas psicológicos (y esto lo dice una que sufrió lo de las magulladuras y dedo roto en Chiang Mai).
Por supuesto, siempre es recomendable ejercer un poco de sentido común y sano juicio a la hora de tomar decisiones. Pero eso es algo que ya hacemos en casa y es una máxima que no nos incumbe sólo a nosotras, porque tamposo los hombres están al abrigo de la criminalidad callejera.
A este respecto, señor Avistu, permítame señalar que para que usted pudiese observar, con sorpresa, cómo viajeras arrogantes o ingénuas se adentraban en zonas remotas y barrios peligrosos, es obvio que usted debía de rondar por los mismos vecindarios. Lo que no me queda tan claro es en qué bando se adscribe usted, si en el de los ingénuos o arrogantes.
Un saludo de su novia de usted, señor Avistu (ya hablaremos en casa)
Pues yo pienso como el señor Avistu. :-).
Aunque respeto y comprendo el comentario de Isabel.
Cada uno estamos en nuestro derecho de correr los riesgos, grandes o pequeños, que creamos convenientes.
En lo que no puedo estar de acuerdo con Isabel es en lo que parece transmitir con su comentario. No lo dice expresamente. De que corre el mismo riesgo un hombre que una mujer. Creo que confunde sus deseos con la realidad.
a mi me parece que avistu tiene parte de razon (una chica sola siempre va a ser mas propensa a encontrar algun peligro, aqui, en india y en el vaticano) pero como dice isabel me parece que acentuar la alarma solo consigue que las chicas se olviden de su sueño de viajar por el mundo a la buena de dios…
ademas he visto mas de una salirse beneficiada por su cara bonita, para tramitar visados en china o para encontrar amigos en el bus o el tren que te facilitan la tarea de backpacker…
Bien es cierto que existe un abismo entre mis deseos y la realidad. A mí, al igual que a todos, me gustaría vivir en un mundo justo, igualitario y no violento. Pero bien sabemos que nuestro mundo es otro.
Con respecto a lo de la igualdad entre hombres y mujeres, desde un punto de vista biológico, salta a la vista que no existe. Que la mujer, por norma general, sea más vulnerable ante la posibilidad de una agresión, no quita para que el ejercicio de la prudencia sea recomendable para todos.
Mire, yo vivo en un barrio de Dublín que puede considerarse como peligroso. Sin embargo, me siento mucho más tranquila con respecto a mi seguridad que a la de mi pareja, el señor Avistu. ¿Porqué? Muy sencillo, cuando salgo de noche, siempre vuelvo a casa en taxi. Sin embargo, cuando sale él, sé que volverá a casa tarde, que llevará un par de copas de más, y que lo hará a pie, porque como hombre que es le tendrá menos respeto al peligro que yo.
Yo opino que un poco de miedo es saludable, porque nos inspira sensatez.
Mucho miedo es malo, porque puede condicionar nuestras vidas hasta el punto de no atrevernos a salir solos de casa o del país.
Y eso sí que no es recomendable para nadie, independientemente de su género.
Hola a todos:
En primer lugar, agradezco la participación de todos los que han dejado aquí un comentario. Si viajablog fuera sólo una página en la que los cuatro editores cuentan sus batallitas por los cinco continentes, dan consejos o escriben noticias, esto sería más aburrido de lo que pretendemos (o de lo que pretende por lo menos el 25% de la redacción). Que los lectores estén de acuerdo o discrepen, siempre será bienvenido, cuando se hace en el tono de respeto y educación que hasta ahora he visto siempre presente en vuestras intervenciones.
Respecto a mi artículo, mantengo mi postura de que una mujer viajando sola es más vulnerable al peligro que un hombre. Mientras a nosotros, en el peor de los casos, se nos contempla como posibles victimas de un robo, a la mujer se le añade también el verla como objeto sexual, propicio para una agresión con ese fin. Eso puede ocurrir en Tailanda, Sevilla o Nueva York, no pretendo insinuar que los pueblos de Asia sean más peligrosos que las calles de Europa (aunque he de hacer notar que sí hay diferencias entre la capacidad de asistencia sanitaria, policial y legal entre ambos continentes).
¿Es arriesgado viajar solo? Tanto para un hombre como para una mujer puede serlo. Muchas veces el azar, o el ángel de la guarda, nos salva en situaciones que podrían haber evolucionado de manera peligrosa. Es, como cada vez que salimos de casa, nuestro buen juicio y el sentido común (por otro lado, el menos común de los sentidos) el que nos aconsejarán que camino tomar o como actuar en cada circunstancia.
¿Quiere esto decir que desaconsejo a las mujeres que viajen solas? En absoluto, pero lo expresé incorrectamente cuando dije que no se lo recomendaría ni aunque fuera al Vaticano. Debería haber aclarado que me refería a determinadas callejuelas oscuras, en mitad de la noche, como unas líneas antes dije que miraba con sorpresa a las mujeres “que se aventuran sin compañía por zonas remotas o barrios peligrosos”. Esas zonas y barrios son, también, peligrosas para un hombre.
Seas hombre o mujer, solo o acompañado, échate la mochila a la espalda y sal a ver mundo. Merece la pena.
Un saludo,
Avistu
P.D.: Para Isabel, ahora me pongo a preparar la comida…