Era mi segunda jornada viajando por la península de Dingle. Me desperté bien temprano en la pequeña población de Annascaul y tras un buen desayuno en el hostal subí nuevamente a la bicicleta.
Afortunadamente el día se había clareado y las espesas nubes del día anterior habían desaparecido. Retomé el camino en dirección a Dingle. Me separan unos 20 kilómetros aproximadamente con una ligera ascensión de unos 400 metros de desnivel. El camino va serpenteando por bonitos prados hasta llegar a la colorida y multicolor Dingle. Lo primero que hice fue buscar un hostal que conseguí sin apenas dificultades y me tomé una buena ducha. Seguía haciendo un día claro y es en Irlanda donde el sol más se aprecia, ya no por su rara costumbre de aparecer, sino por las especiales tonalidades que crea con el verde, el azul del atlántico y las coloridas casas de las aldeas.
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Todavía me quedaban piernas y un buen puñado de horas de luz, así que me volví a subir a la bici para realizar una ruta circular desde Dingle. Me dirigí hacia Slea Head en un tranquilo paseo para disfrutar de las espectaculares vistas a las islas Blasket. Al llegar al punto más al oeste de la península, donde solo el océano me separaba de Estados Unidos, me relajé sobre la hierba disfrutando de las preciosas vistas a las islas. A la más grande también la llaman el gigante dormido debido a la curiosa formación que forma la isla.
Seguidamente subí hasta el pueblo de Dunquinn siguiendo la línea de la costa. Además la zona está repleta de monumentos celtas que añaden le añaden un misterioso toque irreal a este paraje salvaje de Irlanda. Gracias al aislamiento que ofrece la geografía del lugar, en la mayor parte de la costa oeste el gaélico ha perdurado y la península de Dingle es uno de los lugares más importantes de lengua irlandesa del país.
No tenía muchos días y me quedé con las ganas de tomar un ferry en Dunquinn y visitar las Blasket Islands. Me fui del lugar pensando que algún día volvería y es algo que tengo todavía pendiente. También me quedé con las ganas de subirme al Brandon Peak, el pico más alto de la zona.
No tenía tiempo para mucho más, así que entre en el primer pub para tomarme una coca cola y volví al punto de partida en línea recta pasando por Ventry hasta Dingle donde me esperaba un buen seafood chowder (una increíble sopa de marisco especialidad irlandesa) y la cama.
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