Una vez dejamos las maletas en el Citizen M, nos dividieron en 2 grupos, cada uno de los cuales visitaría una parte diferente de Amsterdam. Ángeles nos había prometido una visita alternativa a la ciudad, descubriéndonos lugares y atracciones distintas a las típicas del centro de la ciudad. Y así fue.
Eli, Meri, Nani, Egoitz, Santiago, un servidor y la propia Ángeles nos dirigimos hacia la zona de Westerpark acompañados por Ingrid, una magnífica guía que hablaba perfecto español. Apenas tuve tiempo de mirar alguna cosa del programa antes de coger el avión hacia Amsterdam y fue mejor así, porque me iba sorprendiendo con todo lo que veía.
Yo esperaba encontrar un gran parque lleno de árboles y demás que ejerciera sus funciones de pulmón de ciudad, pero lo que me aguardaba era bastante diferente. El Westernpark da su nombre a todo un gran distrito que engloba tanto un gran parque como una zona residencial que combina bloques de edificios estándar con casas ecológicas y otras sobre el agua del canal. La zona residencial fue ocupada en el siglo XIX por los trabajadores empleados en la Westergasfabriek, cuyos edificios y almacenes aún siguen en pie en el parque.
Muchas de estas antiguas casas de familias de la clase obrera siguen aún en pie y mantienen el aspecto de fachada sobria y uniforme. Sin embargo, la gente que las habitan en estos tiempos son en su mayoría artistas del mundo del cine, escultura, escritores e intelectuales. La zona cuenta con estudios de cine, más de 7 salas y teatros, restaurantes modernistas y sus habitantes suelen participar en una gran cantidad de movimientos y eventos culturales que se dan lugar a lo largo de todo el año.
Nos explicaba Ingrid, que este sentimiento cultural y de movimiento de ideas también se manifestó cuando la municipalidad intentó derribar las casa más viejas para construir otras nuevas. La gente organizó una protesta que no sólo garantizó la vida de las históricas viviendas sino que además consiguieron que se realizaran en ellas unos trabajos de conservación y renovación pagados con fondos públicos.
Mientras paseábamos por el parque me fijé en una alta chimenea industrial que, a lo lejos, expulsaba de forma constante una humareda blanca. Al señalársela a Ingrid, nos explicó que era una central para la cremación de basuras, pero con la particularidad de que la energía generada al quemar los deshechos era utilizada para el consumo, pasando por un condensador y una serie de filtros que provocaba que el humo fuera blanco y apenas nocivo. La verdad es que me pareció una idea genial que realmente no sé si también se aplica en España. ¿Alguien conoce algún ejemplo?. Da gusto ver que la gente comienza a tomar conciencia de los problemas climáticos, aunque en este sentido me temo que los nórdicos aún nos sacan varias cabezas de ventaja.
Paseando por las calles rumbo al canal vimos casas con sus huertos privados en medio de las aceras, cafés y restaurantes con decoración bohemia y todo ello en la inmejorable atmósfera de tranquilidad que te da el que apenas pasen coches por las calles gracias al hecho de que casi todo el mundo se mueve en bicicleta por la ciudad.
Otra de las curiosidades que me llamaron mucho la atención fue los garajes para embarcaciones que ocupaban los bajos de un edificio que se levantaba sobre el agua.
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Sin duda una zona de la ciudad que apenas es visitada por los turistas y por la que merece la pena perderse por unas horas para comprender la mentalidad de los jóvenes holandeses
Es muy bonita, he estado allí dos veces y lo que más me ha gustado son…los canales :)
Muy chulo, Amsterdam parece una ciudad muy bonita. Aunque sea famosa por otras cosas, jijiji.