Tras visitar Montpellier todavía teníamos una buena parte del día por delante y decidimos aprovecharlo. Habíamos previamente reservado una habitación en Arles y la idea era conducir por la costa sur de Francia y conocer el parque natural de la Camarga.
Montpellier se encuentra apenas a 30 kilómetros de La Grande-Motte donde se extiende la desembocadura del Ródano y a su paso se abre una extensión de 85 mil hectáreas de arrozales, salinas, marismas y pantanos que dan una riqueza inestimable al terreno y a los ojos del visitante. Se trata de una desembocadura similar al del Ebro con una serie de carreteras que podemos circular y unos cuantos pueblos con legado histórico. El parque natural de la Camarga es muy conocido entre franceses y encontraréis una alta densidad de turistas nacionales especialmente durante los meses de verano.
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Solo existe un inconveniente para visitar un lugar de este estilo. El tiempo. Si las nubes encubren el cielo, la lluvia os persigue y los truenos forman la banda sonora de la jornada, visitar un parque natural de estas características no es lo más indicado. En lugar de observar las distintas tonalidades doradas del sol sobre las tranquilas aguas y arrozales veréis un insulso pantano de aguas oscuras. Esto es lo que nos ocurrió a nosotros y tras visitar la localidad de Aiguës Mortes -cuyo nombre en catalán describía exactamente lo que veía a mi alrededor- decidimos cambiar los planes y volver al interior del país.
Aun así, darse un paseo por Aiguës Mortes bien merece la pena. La localidad se encuentra amurallada a razón que el rey Luís IX la escogió como punto de partida para la séptima cruzada. En esa época -mediados del siglo XIII- Aiguës Mortes se encontraba a primera linea de mar. Hoy en día, los designios del mediterráneo han creado lagunas y salinas para alejarla unos ocho kilómetros del mar salado.
Visitar Aiguës Mortes ofrece un efecto curioso. Sorprende observar unas grandes murallas medievales rodeadas de pantanos y marismas. Cuesta comprender el significado de semejante construcción en un lugar tan poco estratégico hoy en día. Viendo el espectáculo, cualquiera diría que un buen día las arenas cubiertas por agua que rodean Aigües Mortes podrían zambullirse la ciudad de repente.
Al llegar al pueblo encontramos un parking de pago junto a una de las torres de la muralla. Existen unas cuantas torres en la bien conservada muralla y conviene acordarse en cuál aparcaste. Nosotros, a la vuelta de la visita, tuvimos que dar unas cuantas vueltas por el pueblo hasta dar con el lugar donde habíamos aparcado. Quedáis avisados.
El interior de Aiguës Mortes es muy turístico y encontraréis multitud de tiendas vendiendo souvenires, la famosa sal de Camarga y multitud de restaurantes y bares con terraza.
Las murallas están excelentemente conservadas y existe un camino turístico que recorre las murallas por su parte superior. La entrada cuesta 7 euros y puedes rodear el pueblo siguiendo el gran cuadrilátero que forma la muralla y sus enormes torres. Desde arriba se obtienen preciosas vistas al interior de Aiguës Mortes y al extenso paisaje que forman las salinas y marismas a nuestro alrededor.
Existen otros pueblos en el parque natural de la Camarga que merecen su visita: Saintes Maries de la Mer, Grau du Roi y perderse por sus carreteras hasta llegar a Port Saint Louis du Rhône. No obstante, el tiempo no acompañaba y decidimos cambiar la ruta y optamos por visitar Nimes. Otra vez será…
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Primera imagen | Sjdunphy
¡Yo también he visitado Aigues Mortes! Me pareció una ciudad facinante… Me gustaron mucho las ruinas, pero sobre todo me gustó mucho navegar en el canal. Yo tuve la oportunidad de alquilar un barco saliendo de St. Gilles y llegando hasta Port Cassafières. Casi todas las ciudades que se encuentran en los alrededores de Aigues Mortes tienen algo que ofrecer. Vi que habían buenos restaurantes en las cercanías y las especialidades locales son muy saborosas. ¡Será un viaje que nunca olvidaré!