Ruta senderista por el Pantano de Siurana

La población de Siurana en la provincia de Tarragona es uno de esos pueblos que desprende un halo mágico al viajero. Sus casas se apoyan sobre un gran peñón de piedra caliza con vistas panorámicas a la sierra de Montsant y al pantano de Siurana a una distancia que entrama un cierto vértigo para muchos. La piedra forma siluetas particulares y desde los pies del pueblo, donde discurre el río Estopiñá parte un interesante recorrido circular por el que descubriremos el pantano y las mejores vistas a la población de Siurana.

El sábado se levantó nublado y los boletines meteorológicos pronosticaban lluvias, así que abrimos el parte y nos decantamos por la zona menos nublada del mapa. El ganador fue la provincia de Tarragona y entre sus opciones nos decantamos por visitar el pantano de Siurana y sus alrededores para realizar una buena ruta senderista por la zona. Se trata de una zona poco conocida turísticamente en Cataluña, razón de más para que nos decidiéramos a hincar el diente a este bonito paraje.

En poco más de una hora de trayecto en coche llegamos a Porrera. Un lindo pueblo rural a unos cuantos kilómetros al interior de Reus. En él nos aprovisionamos de pan -espléndido, por cierto- embutidos y agua para olvidarnos del hambre durante la excursión que nos esperaba.

Desde Porrera seguimos la carretera que enlaza hasta Cornuella de Montsant y nos desviamos para llegar a los pies del pantano. Tras las lluvias de este invierno el pantano de Siurana se encuentra al máximo de su caudal. Justo en sus puertas existe un párquing donde apenas encontramos una furgoneta y abandonamos el coche.

A partir del pantano existe una ruta circular en el sentido contrario al reloj que podéis ver claramente a través del track del GPS al final del artículo.

El camino bordea el pantano y a los pocos kilómetros puede observarse el fenomenal pueblo de Siurana colgado de lo más alto del risco. Existe un precipicio considerable desde el pueblo que se precipita al pantano y a lo largo del recorrido se tienen bonitas vistas hacia él.

Por el camino únicamente encontramos a un par de campesinos. A nadie más vimos en toda la excursión excepto a unos cuantos turistas durante la visita de rigor que hicimos al pueblo de Siurana.

Cuando llegamos al final del pantano y Siurana nos quedaba ante nosotros, descubrimos el handicap de las benditas lluvias -y no tan benditas algunas veces-. El río que alimenta el pantano había crecido y no encontramos la manera de bordearlo. Tratamos de escalar un poco por las paredes pero todos los intentos fueron infructuosos. Había paredes heladas cosa que dificultaba el paso. Así que no tuvimos otra que quitarnos las botas, los calcetines e incluso los pantalones. El río bajaba con poca fuerza pero en su cauce el agua nos llegaba por encima de las rodillas. ¡No os digo lo fría que estaba! Ya os lo podéis imaginar.

Afortunadamente, el sol acudió a secarnos rápidamente e iniciamos la ascensión. A partir de este punto, el camino empieza a realizar unas eses ascendentes. Existe un desvío en dirección a Siurana salvando el precipicio. No obstante, optamos por seguir el camino que bordea al pantano y visitar Siurana con el coche más tarde.

El recorrido desciende nuevamente hacia el pantano y bordea su extensa magnitud. Por el camino se puede observar la vegetación típica del mediterráneo y el pueblo de Cornudella al fondo.

El recorrido total fue de unos 12 kilómetros -llegando al final de la excursión nos quedamos sin batería en el GPS- sin demasiados desniveles.

Una vez llegados al coche, decidimos visitar el pueblo de Siurana y tomarnos algo caliente como punto final de un estupenda excursión de sábado.