
Una de las preciosas playas de Guarda do Embaú en el sur de Brasil
Con esto del cine norteamericano, siempre que pensamos en la Navidad nos imaginamos a gente feliz pero encorsetada en un mínimo de unas 5 ó 6 prendas de abrigo. Esa es la capa protectora que necesitan para poder aguantar el intenso frío que suele cristalizar en escenas de nieve y hielo, alumbradas por multitud de lucecitas de colores que adornan hasta las papeleras de los bellos suburbios estadounidenses.
Para los habitantes del hemisferio norte, la palabra Navidad es sinónimo de familia, regalos, villancicos…Y frío y nieve.
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Pero los hombres y mujeres que viven cerca o por debajo de la línea del ecuador tienen un concepto muy diferente de la Navidad. Bañadores, bikinis, parrilladas en los parques o casas, Papá Noeles casi en pelotas, y baños refrescantes en playas o piscinas. Es la Navidad veraniega: mucho más buenrollera que la gélida pero que Hollywood se ha encargado de ocultar durante tantos años en una clara maniobra de desestabilización y manipulación mundial de primer grado.
Pero chicos…Yo he visto la luz. Y mucha luz.
Durante mis viajes por el Mundo, estas fechas tan señaladas me han pillado por lugares cálidos y lejanos en dos ocasiones.

En los templos de Angkor en Camboya
La Navidad del 2003-04 me sorprendió admirando los templos de Angkor Wat en Camboya. En Nochebuena fuimos invitados a una tradicional cena camboyana por el personal del hotel. Mantel al suelo y arroz combinado con mil cosas diferentes, cerveza y poco más. No se necesita mucho allí para ser feliz.
Al 2004 lo recibimos en la famosa Bahía de Sydney, entre fuegos artificiales y decenas de abrazos de gente desconocida, a la que -presos de una ebriedad casi absoluta- en ese momento considerábamos familia en primer grado. Después pasamos unos días en la playa para recuperarnos.
En 2008 despedíamos el año en una de mis ciudades preferidas en este Mundo: Buenos Aires. Las calles eran un auténtico horno y echábamos de menos las playas de la brasileña Florianópolis, en las que habíamos hecho surf y nadado tan sólo unos días antes.

Navidades playeras en Florianópolis
La cálida noche bonaerense es de las mejores de toda Sudamérica si te gusta la diversión.
Comenzamos tomándonos unas cervecitas bien frías en las terrazas de la famosa Plaza Serrano -en el barrio de moda, Palermo– para acabar en una de las discotecas del bosque de Palermo. Entre la salida y la llegada pasamos por un sinfín de metas volantes y puntos de control en forma de bares cuyos nombres se diluyeron en ron con coca cola en mi mente.
Justo después del desfase porteño tomé un bus y regresé al Sur de Brasil para disfrutar de un día de Reyes espectacular en el paraíso terrenal de Guarda do Embaú.
La verdad es que pasar las navidades en lugares como estos te cambia un poco la perspectiva que tenemos en el hemisferio norte.
Y vosotros, ¿dónde habéis pasado unas fiestas en las que cambiásteis el abrigo y el muñeco de nieve por un bañador y un mojito al Sol?. ¿Nos recomendáis algún lugar?.
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TFW
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