La región checa de Bohemia del Este fue un regalo inesperado del mundo de los viajes. Totalmente desconocida en España, durante cinco días estuvimos confirmando algo que ya nos imaginábamos antes de volar: la República Checa es mucho más que Praga. Además, esta parte del país está a menos de una hora en cómodo tren desde la capital del país.
Tras visitar la bella Pardubice y la pequeña e histórica Litomysl, pasamos un día diferente en la campiña de Bohemia del Este.
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Vesely Kópec, el pasado artesanal de la República Checa
En una mañana reluciente de mediados de abril, con el termómetro pasando con facilidad los 25 grados (¡es un mito eso del frío en República Checa!), condujimos por la campiña checa hasta un pequeño aparcamiento de césped. Dejamos la furgoneta junto a la autocaravana de un ciclista profesional que entrenaba en España y nos saludó en nuestro idioma. Un tipo muy simpático, aunque no recuerdo cuál era el equipo en el que corría.
Después, tomamos un sendero amplio que nos llevó, tras pasar por algunos puestos de productos artesanales y un castillo hinchable para niños, a la entrada a Vesely Kópec.
La idea de recuperar la esencia folclórica de la zona rural de Bohemia del Este surgió en los años 60. Desde entonces, el proyecto ha sido desarrollado de manera muy detallada y mimada hasta alcanzar la forma actual que tiene hoy en día. Porque la idea no solo se expresa en este museo al aire libre de Vesely Kópec, sino otras exhibiciones relacionadas con el mismo tema en Betlém, el pueblo en el área de conservación de Hlinsko, y Svobodné Hamry, un antiguo molino de hierro.
El museo étnico al aire libre de Veselý Kopec muestra claramente el ejemplo de la vida de los granjeros y artesanos de la zona, desde mitad del siglo XIX hasta la década de 1950. En los 50, con la llegada del comunismo a la República Checa, las cosas cambiaron y este tipo de poblaciones, donde los granjeros tenían sus tierras privadas, comenzaron a desaparecer.
Las casas del pueblo de Vesely Kópec (casi todas de madera) muestran la particular construcción de las Highlands de Bohemia-Moravia y las Montañas de Hierro.Además, el lugar en el que se encuentran no podía ser más bello: todas ellas se encuentran rodeadas por hierba y árboles (que, como era primavera, se presentaban florecidos y eran un auténtico espectáculo).
Reciben unos 70.000 visitantes cada temporada, convirtiéndolo en el monumento más visitado de Pardubice y el segundo museo al aire libre más exitoso del país. Los objetos que puedes ver en las casas son originales y en febrero se celebra un carnaval espectacular y diferente, protegido por la Unesco.
Caminamos por el pueblo siguiendo la ruta marcada en el mapa que nos facilitaron a la entrada. Dentro de cada casa había una representación, no solo de los artefactos que se usaban en la época, sino también de lo que era la vida de las personas que la habitaba. Aperos de labranza, hornos antiguos, cerámicas, camas, mesas y cocinas con la comida dispuesta (en algunas la comida era real y se podía consumir pagando unas pocas coronas checas), ropa, muebles… Una auténtica pasada. Como si hubieras entrado en una máquina del tiempo.
Además, tuvimos la suerte de presenciar un espectáculo de música y danza folclórica de la época.
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Era sábado y el pueblo rebosaba de visitantes en pantalón corto y chanclas. Los vendedores de los puestecitos que salpican el pueblo hacían su particular agosto en abril y el ambiente que se respiraba era totalmente festivo.
Tras pasar tres horas allí, partimos hacia nuestro siguiente destino. Nada menos que un lugar que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Podéis consultar toda la información sobre entradas y horarios en la web oficial del museo étnico al aire libre de Vesely Kópec.
La iglesia de San Juan Nepomuceno
La iglesia de San Juan Nepomuceno se levanta en una colina en Zelená Hora, lugar donde el santo recibió su educacion inicial.
Nada más acercarnos al monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, nos dimos cuenta de la particularidad del mismo. Se nota que es una iglesia por las cruces que aparecen por todos lados, pero lo cierto es que su planta y diseño interior poco tiene que ver con las iglesias católicas convencionales de España o Europa.
La planta de la iglesia de San Juan Nepomuceno, diseñada por el gran arquitecto Santini, tiene la forma de una estrella de cinco puntas. También son cinco las capillas laterales, cinco los altares y cinco las puertas de entrada a la iglesia. Y es que el número cinco representa al santo.
Dice la leyenda que la reina le contó un secreto inconfesable y él lo guardó con celo, incluso bajo tortura. Finalmente, murió durante la tortura y fue arrojado al río desde el Puente de Carlos, en Praga. Al parecer, justo cuando su cadáver se hundía en las frías aguas del Moldava, su cabeza se iluminó con cinco estrellas de cinco puntas. En el siglo XVIII, la iglesia católica declaró a la lengua de San Juan Nepomuceno como incorruptible (y comenzó la construcción de la iglesia, que estaría lista en 1722).
Y nada más cerca de la realidad. En un incendio que asoló gran parte de la iglesia (hay muchas partes que tuvieron que ser reconstruidas debido a varios incendios), solo la lengua del santo sobrevivió de la estructura del techo. Algo inaudito.
La iglesia está llena de simbologías con el tema de las cinco estrellas.
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Aunque no seas muy fan de iglesias y demás, el lugar es curioso y además, te da las mejores vistas de la zona. Cuando lo visitamos, vimos a varias parejas y familias paseando por la colina y sus alrededores, con los perros o en bici.