Cuando el sol luce en el otoño burgalés, el espectáculo que nos ofrece esta urbe castellanoleonesa y sus alrededores es simplemente mágico. Las orillas del río Arlanzón refulgen en tonos verdes, ocres, naranjas y rojizos, con unos árboles que, poco a poco, casi de un modo lastimero, van soltando el lastre de unas hojas que terminan así el ciclo de una dichosa vida que había comenzado la primavera anterior.
El aire es frío y limpio. Del tipo que te revitaliza. Cerca del Arco de Santa María – antigua puerta de acceso al interior de las murallas de la ciudad – el ajetreo de gente es considerable. La mayoría de los hombres y mujeres con los que me cruzo van hacia sus puestos de trabajo, mientras yo tengo la fortuna de poder distraerme sacando unas fotos del paisajes desde el puente centenario que está tendido sobre el Arlanzón y casi une el arco con el moderno edificio del Fórum Evolución.
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Desde ese mismo lugar se puede comenzar una excursión en bicicleta llena de sorpresas naturales, culturales y patrimoniales. Una actividad que, junto con el descubrimiento de la gastronomía creativa burgalesa, te recomiendo encarecidamente, pues te dará otra perspectiva, quizá mucho más desconocida, de la cuna de la leyenda del Cid.
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Burgos, la capital de provincia más verde de España
Y es que, son pocos los que saben (incluyéndome a mí, hasta realizar este viaje) que Burgos es la capital de provincia más verde de España.
Según un estudio realizado por el Ayuntamiento en 2018, en Burgos hay una superficie verde de 37,06 metros cuadrados por habitante. Teniendo en cuenta que la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que en las ciudades existan entre 10 y 15 metros cuadrados de verde por habitante, llegamos a la conclusión de que aquí prácticamente se triplica esa cifra, siendo la más alta entre las capitales de las provincias españolas.
Además, hay que señalar que para el cálculo de esa cifra no se tuvo en cuenta el cinturón verde que rodea a Burgos. Si lo hubieran hecho, la cosa se iría a 93,4 metros cuadrados por habitante. Un auténtico vergel urbano.
Esto se ha logrado gracias a la ampliación de distintos parques y a las iniciativas de forestación de nuevas zonas que se han llevado a cabo durante los últimos años.
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Las mejores zonas verdes que visitar en Burgos
Frente a la entrada del edificio del Fórum Evolución de Burgos me esperaba Sara con un par de bicis eléctricas.
En mi Alicante natal me muevo siempre en bicicleta, y reconozco que aceptar una bicicleta eléctrica me pareció, en cierta medida, hacer trampas, pero claudiqué enseguida ante la simpatía de mi experta guía.
Lo cierto es que una bicicleta eléctrica tiene sus ventajas e inconvenientes: creo que te vuelve un poco más vago, pero, por otro lado, quizá te ayuda a descubrir lugares a los que, de otra manera, no habrías podido llegar.
La mayor parte del recorrido que hicimos para descubrir las mejores zonas verdes de Burgos es bastante llano, excepto la subida al cerro donde se encuentra el castillo. Es decir, también se puede realizar con una bicicleta normal.
El Paseo de la Quinta, un parque temático forestal en Burgos
Desde el Fórum tomamos, a nuestra derecha, el carril bici que nos llevaría, en paralelo a las aguas del Arlanzón, hasta el parque de Fuentes Blancas.
Pero antes de llegar a él, pasamos por una bonita extensión de chopos, sauces, olmos y otros árboles, que se conoce con el nombre de Paseo de la Quinta y posee una extensión de casi 4 kilómetros.
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El nombre proviene de la Quinta del Arzobispo, ya que el lugar era una antigua propiedad de los prelados burgaleses. Convertido hoy en una de las mejores zonas verdes de Burgos, la Quinta se transformó en paseo urbano en el siglo XIX. Fue en esa época cuando se plantaron gran parte de sus árboles, Su primer tramo es, prácticamente, un parque temático forestal y es ideal para pasear o ir en bici.
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El parque de Fuentes Blancas, el rey de las zonas verdes de Burgos
El parque se encuentra a unos 6 km del centro de la ciudad y se puede llegar a él dando un agradable paseo de hora y media junto al río. En nuestra bicis no tardamos más de 20 minutos, y eso que realizamos algunas paradas para tomar fotos.
Recorrimos varios parches de terreno arbolado antes de llegar a la zona verde de recreo más popular de Burgos. Cuando lo descubrí no me costó adivinar la razón de esta popularidad.
Fuentes Blancas es un lugar precioso. Un auténtico bosque que cuenta con distintas fuentes, mesas de picnics, senderos e incluso una playa artificial (la playa de Fuente Prior) y un gran humedal, de 30 hectáreas, que sirve de hogar a decenas de especies de aves. Además, también ofrece una amplia zona de recreo infantil, zona de barbacoas y un camping con piscina.
Dónde dormir en Burgos
Si buscas dónde dormir en Burgos, te recomiendo donde me quedé yo: el Hotel Centro Los Braseros. Sus habitaciones son amplias, insonorizadas, y poseen todas las comodidades. Personal muy amable y está a 5 minutos a pie de la catedral de Burgos. La relación calidad-precio es imbatible. Si no te convence, aquí tienes muchas otras buenas opciones de alojamiento en Burgos:
Aquí se celebra el día del Burgalés Ausente, cuando casi toda la ciudad se congrega para el acto que cierra las fiestas de San Pedro y San Pablo.
Ese día de otoño, el ambiente estaba mucho más tranquilo. Pudimos disfrutar de Fuentes Blancas prácticamente en solitario. Tan sólo algunas personas hacían deporte aquí y allá, ocultos a ratos por la arboleda. Los chopos, tilos, pinos de Monterrey y quejigos creaban un paisaje arbóreo que invitaba a sacar un libro y abandonarse a la despreocupada lectura en la naturaleza.
Si te interesa la cultura y el patrimonio monumental, te aconsejo que, ya que te has acercado hasta Fuentes Blancas, no dejes de visitar la Cartuja de Miraflores. Se trata de un monasterio que aún está habitado por monjes cartujos y que llegó a ser palacio de recreo para el monarca Enrique III. Además, posee el Panteón Real que sirvió de última morada a Juan II e Isabel de Portugal, padres de Isabel La Católica. Un lugar fascinante.
El Paseo del Espolón, un mítico burgalés
Tras nuestra visita a ese extremo del cinturón verde burgalés, regresamos a la zona centro para contemplar el Paseo del Espolón.
Siempre que paso por ese sitio no puedo evitar recordar las historias que mi abuela me contaba sobre él. Ella nació en Burgos y es una ciudad que siempre he llevado en mi corazón. Cada vez que hacíamos una visita familiar, ella recordaba aquellas dulces tardes en las que los enamorados – siempre vigilados de cerca por alguna carabina – paseaban bajo las ramas de los árboles del Espolón.
Unas ramas que ese soleado día de otoño lucían desnudas, pero por muy poco tiempo, pues unos operarios se aprestaban a tener listas las tiras de luces que iluminan los árboles cada Navidad.
Mirando al paseo, aún se encuentra la vieja Librería del Espolón, un lugar mágico que lleva más de 110 años fomentando la imaginación y la cultura de las gentes burgalesas.
El Paseo de la Isla, un lugar repleto de rincones mágicos
Casi a continuación del Espolón, se encuentra el Paseo de la Isla.
El Paseo de la Isla – que tiene unos 800 metros de largo y se extiende entre los puentes de Malatos y Castilla – es una arboleda ideal para caminar en un ambiente fresco, limpio y romántico. El lugar está repleto de rincones mágicos y es una de las más bellas zonas verdes de Burgos. Allí encontrarás una gran variedad botánica, pero también pequeñas piezas arqueológicas monumentales, como los arcos de Castilfalé, una fuente del claustro del Monasterio de San Pedro de Arlanza, un crucero proveniente de la parroquia de San Pedro de la Fuente y la pila bautismal procedente de la desaparecida iglesia de San Martín.
Es un lugar ideal para sentarte en un banco y ver la vida (local) pasar.
Parque del Parral, una zona verde de Burgos cerca de la Universidad
Seguimos nuestro recorrido para llegar al Parque del Parral, una zona verde de 11 hectáreas que se encuentra entre el Monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey, junto a la Universidad y el cauce del Arlanzón.
Aquí encontramos un gran entramado de caminos y veredas, por las que pasamos amenizados por el cantar de un sinfín de pájaros. El suelo del parque presentaba una preciosa alfombra de hojas, y las mesas de madera de los merenderos aparecían vacías, hibernando hasta la llegada del bullicio primaveral.
Mientras admirábamos tanta belleza, Sara me contaba que el parque rebosa de vida durante la celebración anual del «Día del Curpillos» – también conocido como «El Día del Parral»y que se celebra el viernes posterior al día del Corpus Christi -, una fiesta declarada de interés turístico y en la que los burgaleses se concentran en el parque para disfrutar de los pinchos y platos preparados por las distintas peñas de la ciudad.
Ya que nos encontrábamos en la zona, nos acercamos a admirar el exterior del impresionante Monasterio de las Huelgas y el bellísimo campus universitario de San Amaro (Hospital del Rey). Reconozco que me habría encantado estudiar mi carrera en un lugar tan histórico y espectacular como ése.
Cerro de San Miguel y el castillo de Burgos
Finalmente, otra de las mejores zonas verdes de Burgos se encuentra en el cerro de San Miguel. Sobre él se levanta el antiguo castillo de Burgos, una fortaleza que fue levantada en el siglo IX, pero que sufrió un sinfín de transformaciones a lo largo de los siglos, siendo casi completamente destruida al ser volada por los franceses a principios del siglo XIX.
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El Parque del Castillo posee una gran arboleda en la que predominan los pinos y es un gran lugar para hacer deporte o darse una vuelta para admirar la preciosa panorámica que ofrece el mirador del castillo. Desde allí contemplarás una estampa de la ciudad que te enamorará. Y es que, todo el mundo acaba regresando a Burgos.