El tiempo pasa de manera imparable y aquí tenemos, de nuevo, otro San Valentín. Esa fecha que todos los centros comerciales, sin excepción, y un buen número de parejas de enamorados de todo el mundo celebran intercambiándose regalos y arrumacos, saliendo de viaje y haciendo distintas demostraciones románticas de toda índole, dando unas más vergüenza ajena que otras.
Parece que el bello sentimiento del amor embarga el ambiente, pero mientras el amigo Cupido trabaja con su arco y su carcaj lleno de flechas de puntas azucaradas, los solteros, quizás, tendremos ganas de escondernos del efecto empalagoso de sus ataques al personal.
Lo mejor para lograr esta protección es viajar a un lugar en el que el romanticismo amoroso brille por su ausencia. Aquí van algunas ideas para viajar en San Valentín… ¡Huyendo de San Valentín!:
Índice de contenidos
1. Dublín

Quiero mucho a la que fue mi ciudad de adopción durante más de 8 años, pero debo reconocer que no es un lugar romántico. Dublín es cosmopolita, vibrante, musical, fiestera, joven, impetuosa y acogedora… El lugar perfecto para pasarlo genial durante unos días, olvidándote de todo y todos mientras te ríes con el humor ácido de los irlandeses, te tomas unas pintas, ves bellos paisajes en las afueras de la ciudad y bailas, o bebes, al son de la música en directo que ofrecen un número ingente de pubs.
Dublín es un gran destino para viajar solo – pues siempre puedes conocer a muchísima gente de casi cualquier país -, con amigos o, por qué no, en pareja, pero si optáis por esta última opción que sepáis que Cupido no suele pasar por aquí.
2. Etiopía

De los destinos a los que he viajado en mi vida, Etiopía es, sin duda, uno de los que más energías me ha demandado, tanto a nivel físico como mental. Eso sí, la recompensa que obtuve estuvo muy acorde con el nivel de energía que le dediqué al viaje. Me encantó.
Sí, Etiopía es un país que me sorprendió desde el momento en el que puse el pie en su capital, Addis Abeba. Una nación de bellos y duros paisajes, habitada por unas hermosas gentes que sienten el orgullo de vivir en la única nación africana que jamás fue colonizada por potencias extranjeras, más allá de algunos cortos períodos de dominación militar pasajera.
Los etíopes son nobles, orgullosos, bellos y duros, además de increíblemente hospitalarios. Gracias a ellos, llegamos a disfrutar aún más de lugares como Bahir Dar y su lago Tana, sagrado para los etíopes. También de las duras montañas Simien y las de Bale, mucho más suaves en todos los sentidos. Y de Harar, los lagos de Awasa y las iglesias de Lalibela.
Un país perfecto para tomarle el pulso a ese fascinante continente que es África, pero con el calor, los tediosos desplazamientos y algunas otras barreras, no es el mejor destino para celebrar el amor.
3. Chapada Diamantina, Bahía, Brasil

Muy parecido al anterior destino comentado es este de Brasil.
El estado brasileño de Bahía ofrece un poco de todo al viajero. La capital, Salvador, es una de las ciudades más calientes que he visitado jamás. Uno de esos lugares en los que no me habría importado quedarme a vivir una temporada. Después, hacia el sur encuentras las paradisíacas playas de Morro de São Paulo, mientras que en el interior del estado, cerca de la población de Lençois, se halla un bosque/selva del tamaño de toda la región de Cataluña.
La Chapada Diamantina – como se llama ese inmenso bosque – es el lugar perfecto para desconectar del mundo, pero no en un sentido romántico amoroso, sino de otro tipo de romanticismo. Ese romanticismo que te hace conectarte con la naturaleza, dejando de lado las preocupaciones materiales y banales.
Allí caminé entre árboles de decenas de especies distintas, riachuelos, cascadas… Y casi siempre en casi total soledad. Una soledad de las que recargan las pilas del alma y te liberan del estrés que te impone la rutina de la vida
4. Dubái
Es complicado buscar el romanticismo amoroso en un lugar en el que apenas te dejan ir de la mano con tu pareja por la calle. Comenzando por ahí, no es complicado saber por qué Dubái es uno de los destinos menos románticos del mundo. Eso sí, en las tiendas que plagan el interior de los inmensos y lujosos centros comerciales que abarrotan esta ciudad levantada en el desierto a base de potentes aparatos de aire acondicionado y petrodólares, sí que estará presente el espíritu de San Valentín. O al menos lo intentará. Es normal, pues el lugar está muy inclinado a promover el materialismo consumista a un alto nivel.
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De todas maneras, si estando en Dubái conoces a tu media naranja en el último segundo y cambias de parecer, siempre podrás adentrarte en las arenas del desierto para disfrutar de atardeceres espectaculares.
5. Moscú, Rusia

La capital rusa es una ciudad bastante fría, y no solo en invierno. Exceptuando sus lugares más emblemáticos, como la Plaza Roja, la catedral de San Basilio y el Kremlin, la ciudad de Moscú es un compendio de edificios de corte soviético que invitan a cualquier cosa, excepto al romanticismo.
Para más inri, las mujeres rusas que he conocido en distintos viajes siempre me han comentado que los hombres rusos no saben qué es aquello a lo que la gente llama «romanticismo» y que la llama del amor debe tener algo que ver con la llama de Lenin o Stalin, o cualquier otro personaje de la aclamada obra de George Orwell, ‘Animal Farm’ («Rebelión en la granja» en su traducción al español).