Encajonada entre Asturias y el País Vasco, Cantabria es una pequeña región que hace bueno aquel dicho que afirma que las mejores esencias van contenidas en frascos pequeños. Eso es algo que se comprueba sencillamente de primera mano cuando recorremos algunos de los pueblos más bonitos de Cantabria.
Localidades costeras y de interior que rebosan de patrimonio arquitectónico y natural para hacer las delicias de los viajeros. Además, esto se ve acompañado por antiguas tradiciones y una gastronomía famosa en todo el país.
Una completa ruta en coche por Cantabria te puede ayudar a descubrir todas estas maravillas rurales. Y si no dispones de tanto tiempo, siempre puedes visitar estos pueblos poco a poco, disfrutando con parsimonia de las muchas bondades que tienen para ofrecer.
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Índice de contenidos
- 1. San Vicente de la Barquera, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria en la costa
- 2. Santillana del Mar, ni santa, ni llana, ni tiene mar
- 3. Comillas, la huella del modernismo en Cantabria
- 4. Castro Urdiales, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria y una oda al mundo pesquero
- 5. Liérganes, un pueblo con leyenda
- 6. Santoña, mucho más que las mejores anchoas del mundo
- 7. Potes, uno de los pueblos más bonitos de España a las puertas de los Picos de Europa
1. San Vicente de la Barquera, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria en la costa
Esta localidad, que puede presumir de ser uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, se encuentra inmersa en el Parque Natural de Oyambre y ofrece un bello escenario pesquero rodeado por la naturaleza.
San Vicente todavía se sustenta de la pesca aunque los próximos años se prevén duros en este sector. Sin embargo, los locales todavía viven en armonía con el mundo de la pesca y el turismo como mayor sustento de la población.
El Camino de Santiago de la costa se bifurca en su paso por San Vicente de la Barquera. El camino jacobeo y otra ruta de peregrinación secundaria conduce a Santo Toribio de Liébana recorriendo las aguas del río Nansa. No os extrañéis de ver multitudes de peregrinos por la zona especialmente en los años jacobeos.
El casco antiguo de San Vicente de la Barquera está declarado Conjunto Histórico Artístico y entre sus monumentos destacan el Castillo del siglo XII, la iglesia gótica de Santa María de los Ángeles y las ruinas del convento e iglesia de San Luis. De todas maneras, me quedo con los preciosos puentes que unen la orografía del pueblo acariciado por el mar y las preciosas vistas a las barcas, el continuo vaivén de la marea y los olores marinos que siempre me devuelven a la infancia.
Por el pueblo encontraréis una buena lista de restaurantes especializados en cocina marinera tradicional. Nosotros nos decantamos por el restaurante Boga Boga y fue un auténtico recital de música con instrumentos marinos en el paladar.
2. Santillana del Mar, ni santa, ni llana, ni tiene mar
Curiosamente, Santillana del Mar «ni es santa, ni llana, ni tiene mar».
Santillana del Mar es un pueblo medieval declarado como Conjunto Histórico Artístico y es, junto con Santander, uno de los reclamos más conocidos a nivel turístico de Cantabria. No es para menos: las calles empedradas, el empeño de sus locales en proteger la belleza de sus edificios y la tranquilidad de sus calles ofrece al viajero una agradable sensación y una caminata de esas que se alargan sin que apenas nos apercibamos del paso del tiempo.
Santillana del Mar fue un enclave importante en la Edad Media y nos lo cuentan las formidables edificaciones como la Colegiata, la plaza de Ramón Pelayo, la Plaza mayor, la Casa Consistorial o los conventos de Regina Coeli y de San Ildefonso.
Además tenéis el Museo de Altamira solo a un par de kilómetros de distancia de Santillana del Mar para hacerle una visita y matar dos pájaros de un tiro en vuestra visita a la zona.
3. Comillas, la huella del modernismo en Cantabria
Comillas es otra de las poblaciones cántabras declarada Conjunto Histórico Artístico y uno de los pueblos más bonitos de Cantabria.
Esta localidad pesquera sufrió un importante cambio a raíz de la llegada del Marqués de Comillas durante el siglo XIX. El marqués apareció en el mapa de políticos y burgueses y se instauró la moda del veraneo construyendo segundas residencias en el pueblo.
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En ese momento, el estilo modernista catalán estaba en su máximo apogeo y los arquitectos Gaudí y Martorell, entre otros, labraron la preciosa y estilizada piedra de los edificios más representativos de Comillas, como el famoso Capricho de Gaudí. Entorno privilegiado con vistas al mar, excelente arquitectura y divina gastronomía. ¿Qué más se puede pedir?
4. Castro Urdiales, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria y una oda al mundo pesquero
A unos tres cuartos de hora de Santander se encuentra la villa de Castro Urdiales, un lugar extremadamente bello y fotogénico, cuyos alrededores, además, muestran una belleza natural impactante, gracias a playas, acantilados y el bravo mar Cantábrico en su máxima esencia.
De origen romano, este, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, posee joyas arquitectónicas como la iglesia de Santa María – una de los iconos del gótico en Cantabria -, el castillo-faro de Santa Ana, el puente medieval y la ermita de Santa Ana. Además, también merece la pena darse un paseo por el parque Amestoy y, cómo no, degustar los pescados y mariscos frescos de los muchos buenos restaurantes de la localidad.
5. Liérganes, un pueblo con leyenda
Nada más pisar Liérganes te invade una atmósfera de pueblo vacacional en el que la vida discurre a un ritmo relajado. A eso ayuda las bellas casas alineadas, que presentan balcones repletos de macetas floreadas y jardines perfectamente cuidados.
Aquí y allá aparecen tiendas de toda la vida y el mercadillo dota de ambiente a una localidad que parece adormecida más de 9 meses al año, sintiendo el ajetreo tan sólo en la temporada estival.
En el centro aparecen edificios de los siglos XVII y XVIII, perfectamente conservados. En la zona del Mercadil, se hallan joyas como el Palacio de Rañada, la iglesia de San Sebastián y las casas de Cañones y Setién.
Sin embargo, uno de los hitos más populares de Liérganes es su leyenda del hombre pez.
Según cuenta este relato, en la víspera del día de San Juan de 1674, Francisco, un muchacho de Liérganes, se lanzó a nadar en las aguas del río Miera. Pasadas unas horas, sus amigos se empezaron a preocupar, aunque sabían que era un excelente nadador.
Cinco años más tarde, unos pescadores de la bahía de Cádiz advirtieron a un ser de apariencia humana que nadaba en el mar. Finalmente, lo atrajeron con cebos y vieron que poseía escamas. Pasados unos días, consiguieron que pronunciara una palabra: «Liérganes». Un fraile lo acompañó hasta su pueblo natal, donde supo reconocer su antigua casa y su madre lo acogió, con desbordada alegría, en el seno de su hogar.
Sin embargo, Francisco nunca llegó a acostumbrarse a su antigua vida. Vagaba desnudo, apenas hablaba y, tras 9 años, volvió a desaparecer en las aguas para no regresar jamás.
Una bonita escultura recuerda al hombre pez de Liérganes.
6. Santoña, mucho más que las mejores anchoas del mundo
Si te gustan las anchoas, seguro que el nombre de Santoña te resulta algo más que familiar.
Y es que de esta localidad son las anchoas más famosas de España. Santoña se encuentra en los límites de la bella y vasta playa de Berria, de arena fina y en la que encontrarás un buen número de escuelas de surf.
Santoña está delimitada por las arenas doradas, el azul del mar y el verde de la vegetación que la rodea. La estampa conjunta es realmente inolvidable.
Aunque la industria conservera de Santoña es realmente conocida, el pueblo no vive sólo de ello y también ofrece bellos lugares históricos, como la iglesia románica de Santa María del Puerto o las fortalezas de Sa Martín, San Carlos y Mazo.
Por supuesto, también debes darte un paseo y un baño en la playa, para después pasarte por un bar y pedirte unas sabrosas anchoas.
7. Potes, uno de los pueblos más bonitos de España a las puertas de los Picos de Europa
Rodeado de montañas, riachuelos y bosques, Potes es un precioso pueblo de piedra con gran aspecto medieval.
Entre los monumentos de Potes destaca la Torre del Infantado, del siglo XV, la iglesia de San Vicente o la plaza del Capitán Palacios.
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Tampoco debes marcharte de allí sin pasear por sus puentes pétreos y probar el fantástico cocido lebaniego. Los más activos podrán encontrar varias opciones de deportes al aire libre en los alrededores, como senderismo, bicicleta de montaña y paseos a caballo. No debes perder la oportunidad de explorar estos lindes de los valles lebaniegos y los Picos de Europa.
Conozco Cantabria y he visitado los tres pueblos que has descrito. Volvería de nuevo sin dudarlo. Como dice Quique ¡Cantabria es una Maravilla!
Sin duda, Cantabria es una maravilla! se necesitan mas de 4 dias para conocerla bien
Buen reportaje! Cantabria es… infinita ;-)