Desde Jerusalén partí con transporte público en una jornada que me llevó a conocer Belén y Jericó.
La visita a Belén la hice en unas pocas horas y, como todavía era temprano, decidí aprovechar para visitar más lugares en Palestina ese mismo día. En mente tenía Hebrón, con sus posibles conflictos pero también con la Tumba de los Patriarcas y, Jericó; la ciudad más antigua del planeta.
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Volví a Belén desde Bet Sahur y me dirigí a la estación de autobuses. Me sorprendió ver lo grande que era. Con ascensores incluidos para llegar a los andenes. Me dejé ir a la suerte y pregunté por los dos destinos a ver cual salía antes.
Ganó Jericó y por 20 shequels -supongo que pagué más que el resto- me fui en mini bus. El trayecto atraviesa el interior de Cisjordania rasgada por el desierto donde se pueden ver algunos campos con chabolas diseminadas por la montaña. En menos de una hora llegué a Jericó y me comí un buen swarma por 15 shequels en la plaza del pueblo.
Los lugares más representativos en Jericó son las ruinas de la antigua ciudad, el Monasterio de la Tentación y el Palacio de Hisham. Todos ellos distan con el centro y entre ellos unos dos kilómetros en triángulo y es preciso un taxi o patear.
Como casi siempre, me decanté por la última opción y me dirigí en dirección a las ruinas de la antigua Jericó llamadas Tel Al-Sultan.
La entrada cuesta 10 shequels y con mucha, mucha imaginación, uno puede levantar una fortificación, una ciudad entera sobre la arena y antiguas piedras que se ven en el lugar.
Los yacimientos más antiguos fechan del neolítico -aproximadamente por el 8,500 a.C.-. Probablemente se trate de una lección avanzada de arqueología ya que un ser humano normal y corriente como yo únicamente vi agujeros en la tierra y algún muro todavía por excavar.
Justo delante de las ruinas sale un teleférico en dirección a Jabal Quruntul y el Monasterio de la Tentación. Es aquí, en estas áridas montañas donde Jesús pasó 40 días sin comer y en una cueva se le apareció un día el diablo en forma de tentación con la propuesta de convertir las piedras en panes.
El camino puede hacerse a pie pero el calor -Jericó se encuentra a 250 metros bajo el nivel del mar- y la curiosidad de subirme a un teleférico palestino me decantaron por pagar los 55 shequels y subirme con un grupo de peregrinos nigerianos al teleférico.
El trayecto dura unos pocos minutos y te deja a media montaña donde se levantan un par de restaurantes y un camino de escaleras se dirige hacia el Monasterio de la Tentación. En la entrada me recibió un monje que me enseñó la gruta donde supuestamente el diablo tentó a Jesús. También guardan una bella capilla en el interior de la gruta con preciosos frescos sobre la piedra. Según la guía debéis preguntar para que os lo enseñen o dejar una pequeña propina. A mi me la enseñó directamente, probablemente porque andaba sólo -los nigerianos se quedaron en los restaurantes-.
Desde lo alto del Monasterio de la Tentación se gozan de bellas vistas a la ciudad de Jericó, a las ruinas de la antigua fortaleza, a las montañas de Jordania al fondo y si hace bueno también puede verse el mar muerto.
La tercera atracción en Jericó son las ruinas del palacio de Hisham. Levantado por los Ummayad durante el siglo VIII y se encuentra a dos kilómetros de las ruinas y del centro de Jericó en triángulo. Ya casi anochecía y preferí dirigirme hacia el centro, tomar un té y emprender el camino de vuelta a Jerusalén.
En la plaza del pueblo me dijeron que no habían autobuses y debía tomar un taxi hasta Abu Dis, al sur de Jerusalén, donde partían los mini buses.
Regateé un taxi al que no pude bajar de 50 shequels y nos dirigimos hacia Abu Dis. En medio del pueblo, el conductor avistó a un autobús en dirección a Jerusalén. Mi bus. Lo paró con una señal con la mano, me subí al bus y pagué los seis shequels que me dejarían en pocos minutos en la estación este de Jerusalén.
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Durante el camino entablé conversación con una profesora para niños con problemas mentales. Era la primera vez que hablaba a solas con una mujer musulmana en Medio Oriente. Tenía ganas de practicar inglés y, entre otras cosas, hablamos sobre la situación política y social en Israel y Palestina. Quizás en otro artículo profundice un poco más sobre este tema que tanta sangre y dolor ha causado durante siglos y siglos.
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Hola Arena! Pues es facil en autobus. Te dejan en el muro y ni siquiera te controlan el pasaporte cuando pasas (a los turistas, claro)
Tema coche ni idea pero no creo que sea complicado.
En cuanto a autobuses encontrareis muchos que hacen la ruta desde Jerusalen a Belen. Ahi existe una buena estacion de minibuses que van hacia casi todos los lados en Palestina
Saludos!
Hola Quique!!! Muchas gracias por compartir tus experiencias!!! Stamos planeando un viaje hacía allí, Jerusalen y Palestina… y tengo una duda… es facil cruzar de Israel a Palestina? Sabes si se puede alquilar un coche y hacer lo que hiciste (Jerusalen-Jericó) por tu cuenta? Muchas gracias de antemano!!! Arena