¡Ya estamos en China! Aunque se trataron solamente de 600 km el viaje pareció una eternidad. Por fin conozco los autobuses con sleeper y la verdad es que me quedo con los autobuses convencionales!
De Sapa cogimos un minibús hasta llegar a Lao Cai, el pueblo fronterizo con China y de ahí nos fuimos en mototaxi hasta la frontera. Después de media hora contemplando como cuatro chinos se miraban 30 veces mi pasaporte, se reían, comentaban alguna cosa sobre mi foto y se volvian a reir, me lo devolvieron (¡ufff, que alivio!) y entramos en la gran China! La primera tienda que vimos fue un sex shop y dudamos de si China era comunista o no. Buscando la estación de autobuses nos dimos cuenta que aqui nadie habla ingles y que no es facil encontrar menus, carteles o cualquier tipo de informacion escrita en pinyin (la version occidental de su alfabeto «jeroglífico»)
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En el autocar eramos apenas 4 turistas y el resto locales. Era un autobús cama con literas en el interior. Me tocó arriba y no pude pegar ojo durante las 12 horas de viaje. Teniendo en cuenta el ruido que hacía el motor del autocar cualquiera diría que estábamos subiendo el Everest o bien que la máquina solo tenía 3 marchas y no podía con la carga! También hubo una competición de escupitajos a ver quien hacia el ruido mas salvaje antes de lanzar el producto por la ventana (o eso espero que fuera el destino final). Practica muy común entre los chinos…
Al final llegamos por la mañana y nos pegamos una buena siesta de 4 horas a la que entramos al hostal. Los precios parecen los mismos más o menos que en Vietnam pero la calidad es algo peor. Creo que deberemos olvidarnos por un tiempo de habitaciones dobles con lavabo y satélite y empezar a acostumbrarnos a los dormitorios comunitarios con lavabos a 2 plantas a distancia.
¡Kunming es enorme! Nunca había oído el nombre de esta ciudad de 5 millones de habitantes. Aunque para los chinos sera una especie de Soria o Albacete. Una ciudad de 3 mil años de historia que parece tener 20 con rascacielos por todos lados que dan la sensación de estar en Tokyo o Shangay. Apenas se ven motos (y las pocas que se ven son eléctricas) y todo parece ir a un ritmo tranquilo y pausado. Cualquiera diría que estamos en una mega-metrópolis escandinava de lo ordenado y controlado que esta todo. Un contraste bastante enorme con la vecina Vietnam.
Por un lado es reconfortante no tener que pelear por precios ni que sea por una botella de agua, que no te pare nadie cada 5 minutos para ofrecerte un viaje en moto, pesarte en una báscula, ofrecerte comida, bebida o cualquier cosa que la imaginación invente, pero a la vez echas de menos la sorpresa de encontrarte curiosidades a cada calle nueva que pisas.
También es curioso observar como la gente trata de evitar tu mirada -seguramente por respeto o educación oriental- cuando en Vietnam, Camboya o Tailandia la gente buscaba tus ojos para sonreír, para hacerte ver que eras bienvenido y que tu novedad era bien recibida. Estamos en una gran metrópolis y volvemos a ser anónimos.
Por la noche nos invitaron a una discoteca. Hacían una promoción para pescar clientes tratando de atraer occidentales. La propuesta no estaba nada mal: seis cervezas gratis, taxi gratis y discoteca por nuestra cara bonita. Asi que nos fuimos a la disco y fue bastante divertido. Los chinos bailaban tecno como locos al estilo manga japones y nos unimos a la fiesta! La verdad es que por fin probé lo que es ser mujer y ser invitado a copas simplemente por mi cara bonita! ¡Un lujazo!
Y, ¡esta mañana China nos ha vuelto a sorprender! Nos han cogido en el hostal para hacer de extras en una serie de televisión china. A las 8 de la mañana, junto a un irlandés, un par de ingleses y un mejicano (Guido se quedo roncando…) hemos ido con el productor a una especie de Mc Donalds a la china. La verdad es que no tenían mucha idea de que es lo que querían hacer con nosotros. Primero me han puesto una gorrita y: «¡Hala!, a hacer de camarero!» Luego me ha tocado pedir en la barra y al final me han dejado en una mesa detrás de los actores comiendo patatas fritas por media hora. Nos han pagado 70 yens (unos 7 euros) y el taxi de vuelta. Mañana ruedan otra escena en un bar gay y si no tenemos planes pues de copas gratis y a hacernos mas famosos por la China!
Es sorprendente que casi todos los occidentales que he conocido hasta ahora lleven 6 meses o incluso años perdidos por aquí. Parece que Kunming y la China en general tiene un imán especial para atrapar a occidentales. Muchos se dedican a dar clases de inglés, otros aprenden la lengua y se pasan un año de vacaciones. Kunming tiene buen clima, es grande, hay de todo, buena comida, es un buen punto estrategico para moverte a diferentes zonas de China y ademas es barato. ¡Así que no sorprende mucho que la gente se quede aqui temporadas largas!
TFW
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