La isla de Rathlin en Irlanda del Norte

Historia y naturaleza salvaje en un lugar que parece detenido en el tiempo

Reino Unido
Isla de Rathlin en Irlanda del Norte

Isla de Rathlin en Irlanda del Norte

Hay islas e islas. Es muy fácil aquello de decir que me retiraría en una isla desierta. Cuando alguien te lanza ese comentario, lo primero que te viene a la cabeza es una imagen de la típica isla tropical, donde las palmeras cocoteras te abanican mecidas por el aire y pasas el día bañándote en unas aguas cristalinas en las que habitan todos los personajes, principales y secundarios, de la película La Sirenita. Además, la comida y bebida aparecen ante ti por arte de magia y, en la mayoría de las ocasiones, tu compañero o compañera de isla es uno de los iconos sensuales del momento.

Así cualquiera.

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Lo que tiene mérito es vivir en una isla como Rathlin. Las condiciones metereológicas de esta pequeña isla de Irlanda del Norte han tenido dos consecuencias relacionadas entre sí: que sea duro vivir allí y que su belleza natural sea espectacular. Está claro: cuando menos interviene la mano del hombre en un lugar, más merece la pena visitarlo y disfrutarlo.

Si te encuentras en Irlanda del Norte, no puedes dejas de visitar la isla de Rathlin.

Cómo llegar

ferry rathlin

Salvo que tengas una embarcación privada, la única manera de llegar a la isla de Rathlin es tomando el ferry que une Ballycastle y Rathlin.

Nosotros partimos de Belfast pronto por la mañana y tomamos la preciosa carretera costera que discurre a lo largo de cientos de kilómetros jalonados de pequeños pueblos costeros, playas, calas, acantilados y miradores.

Tras realizar una parada en el centro de visitantes de la zona de acantilados conocida como The Gobbins (una pena que no pudiéramos caminar entre ellos a través de las pasarelas, ya que aún no habían abierto tras arreglar los desperfectos causados por un leve desprendimiento) pusimos rumbo norte, y continuamos hasta el ferry.

El trayecto de Ballycastle a Rathlin lleva unos 25 minutos (dependiendo del mar) y en invierno hay salidas desde Ballycastle a las 8,9,12, 15, 16 y 16.30 (siendo el de las 9 y las 15 barcos lentos que tardan 45 minutos), mientras que en dirección contraria parten a las 8.30, 10.30, 14, 16, 16.30 y 17.00.

En verano (mediados de abril a mediados de septiembre), salen de Ballycastle a las 7.30, 8.30, 9, 10, 11, 12, 15, 15.30, 16.15, 17.30 y 19.30. En dirección contraria a las 8, 9.30, 10, 11.30, 12, 13.30, 15.30, 16.30, 17, 18.30 y 20.

El puffin bus

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Tuvimos suerte con el clima y un fantástico sol nos esperaba cuando desembarcamos en Rathlin… O eso creímos. No olvides que estás en el extremo norte de Irlanda, en una isla que podría haber inspirado sin ningún problema aquel famoso tema de Crowded House, “Four Seasons in one day”. Llegamos a Rathlin con sol y salimos de ella con sol. Entre medias, llovió, hizo viento, salió el sol, se nubló, llovió, etc.

En el pequeño puerto de Rathlin nos esperaba el gran Dennis, un personaje que realiza tours por la isla en un viejo autobús pintado de amarillo y violeta.

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Dennis es un cachondo y va contando chistes a la vez que mezcla leyenda y realidad cuando relata los sucesos y anécdotas de la historia de Ratlin.

Tras un trayecto de unos 15 minutos, llegamos al centro de visitantes del Faro de Rathlin. El precio del trayecto en el bus de Dennis es de 5 libras.

Frailecillos, acantilados y el faro de Rathlin

Frailecillos Rathlin

Frailecillos de Rathlin

Cuando llegamos al centro de interpretación, unas voluntarias nos contaron que existe una gran colonia de frailecillos en Rathlin (puffins, en inglés). Solo tuvimos que atravesar la puerta de cristal del otro extremo del centro para verlos con nuestros propios ojos.

Anidan en las paredes de los cortantes acantilados. Ellos son así, deciden dónde quieren estar. Independientes. En una isla como Rathlin – donde existen pocas casas y poco más de 100 almas humanas interaccionan con la naturaleza – podrían haber escogido un lugar más confortable, pero a estas aves marinas les gusta sentir el viento del norte, como a Dorothy, del Mago de Oz.

Si eres aficionado a la ornitología, te aconsejo que traigas unos prismáticos, pues verás a frailecillos y demás aves de la isla, siempre a cierta distancia. Me parece una muy buena decisión para preservar su modo de vida y tranquilidad.

Tras dejar el mirador orientado hacia los acantilados de los frailecillos, visitamos el faro. En el edificio hay un completo y curioso museo en el que explica cómo era la dura vida del farero de Rathlin y la evolución del mecanismo del faro.

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Faro de Rathlin

Además, también hace alusión a la hambruna que asoló la isla en el siglo XIX y cómo la combatieron.

La hambruna de Rathlin

Más de mil personas habitaban en Rathlin antes de la hambruna del XIX (¿).

Al llegar el desastre, la mayor parte de la población partió en busca de una mejor vida y los que se quedaron se vieron obligados a agudizar su ingenio para conseguir comida. Fue así como comenzaron a surgir los legendarios recolectores de huevos de aves.

Se descolgaban por las paredes de los afilados acantilados para poder tomar los huevos de las aves que allí anidaban. Ya podéis imaginaros qué tipo de seguridad tenían las cuerdas en esa época y más de uno acabó despeñado mientras intentaba alimentar a su familia.

Además, los habitantes de Rathlin, siempre concienciados sobre la necesidad de preservar un entorno natural del que tenían que vivir, tenían el cuidado de coger los huevos justo al principio de la temporada de puesta, ya que así las aves aún estaban a tiempo de poner una segunda hornada y no interferían en la continuidad de la especie.

Robert the Bruce, Rey de Escocia

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Robert The Bruce se hizo famoso en las salas de cine de medio mundo en 2001 cuando vimos a un tipo de perilla y pelo largo moreno acompañar a Mel Gibson en las batallas contra los ingleses. El pobre William Wallace llega a ser traicionado por Robert the Bruce y Mel Gibson acaba siendo ajusticiado en un triste final de Braveheart (siento el spoiler, pero seguro que a estas alturas todo el mundo ha visto esta película).

Pues bien, dice la leyenda que el que luego sería Rey de Escocia, se retiró a Rathlin tras perder una batalla contra los ingleses. Allí, el clan de los McDonalds – dueños de la isla por aquel entonces (principios del XIV) – le escondieron en una cueva. Al ver una tela de araña en la cueva, se inspiró para crear una maraña de alianzas con los clanes escoceses y regresó a su tierra para derrotar a los ingleses en Bannockburn (24 de junio de 1314).

Puedes disfrutar de toda la información referente a esta historia en el pequeño museo dedicado a Robert The Bruce en Rathlin.

Naufragios de la Guerra Mundial

Otro acontecimiento histórico que se recuerda de manera intensa en Rathlin es el hundimiento de un barco durante la Primera Guerra Mundial. El HMS Drake fue torpedeado por un submarino alemán y acabó hundido frente a las costas de Rathlin. Hoy en día es el punto de buceo más famoso de la isla y es zona protegida.

La vida en Rathlin

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Una de las playas de la isla de Rathlin

Como podéis suponer, la vida en Rathlin es pausada, solitaria, dura, pero también, en cierto modo, en conexión con la naturaleza y proveedora de paz mental.

La gente se dedica a atender a los turistas (hay un par de restaurantes), algo de agricultura, pesca y poco más. Me pareció el lugar perfecto para inspirarte y escribir.

Nos marchamos después de comer, tras dar un paseo por la zona cercana al puerto. Unas lindas focas nos despidieron a orillas de una de las playas y, tras mantener una conversación corta y amistosa con ellas, les prometí que regresaría.

Rathlin tiene una magia antigua, natural y poderosa que atrapa. ¿Quieres sentirla?

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¡Viva el profesor John Keating y su Carpe Diem! Con el corazón dividido entre España e Irlanda y 3 viajes de larga duración a mis espaldas me vengo aquí a arengar al personal a viajar. ¡Que la vida es muy corta gente!


David Escribano ha escrito 1905 artículos en Viajablog.
Una respuesta
  • Encarna S. 21 julio 2018
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