A pesar de haber tomado el camino de las ciencias puras en los estudios, siempre reconocí que no había asignatura que me fascinara más que la de Historia. En el colegio, disfrutaba aprendiendo los vaivenes de las grandes civilizaciones, con sus descubrimientos, progresos, batallas, tratados, estancamientos y ocasos, demostrando lo efímero que es el poder del hombre cuando lo pones en el contexto de un mundo que lleva millones de años girando sobre su eje. Desde entonces, he profundizado en los relatos de aquellos imperios que más me asombraron, siendo el egipcio uno de ellos. Siempre me maravilló la estructura, organización y modernidad de aquella sociedad egipcia, que conquistó un enorme territorio y comenzó a nombrar faraones hace algo más de 5.500 años. En el tintero me queda – como ese sabrosísimo postre que dejas para el final para degustarlo con un deleite y placer extras – una visita a Egipto. Ahora aún con más razón, pues se acaba de inaugurar un nuevo museo que está llamado a ser uno de los mejores del mundo: el Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC, por sus siglas en inglés).
Historia del Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC)
Con esta inauguración ha cristalizado un largo proceso que comenzó en 1982, cuando la UNESCO lanzó, a petición del gobierno egipcio, una campaña global para el establecimiento del Museo de Nubia (en Aswan) y el NMEC en El Cairo. Un arquitecto egipcio ganó el premio para el diseño del museo y en 1999 por fin se encontró el lugar ideal para la construcción del museo. Se trataba del vecindario capitalino de Fustat.
Aunque ahora forma parte de El Cairo, Fustat fue, en su día, una ciudad independiente y poderosa. Fundada en el año 641 se convirtió en la primera capital de Egipto tras la conquista de las fuerzas musulmanas. La urbe alcanzó su plenitud de poder y tamaño en el siglo XII, cuando vivían en ella unas 200.000 almas y gobernaba los designios de todo el país. Sin embargo, el visir Shawar ordenó quemar Fustat cuando los Cruzados cristianos estaban a punto de tomarla. Finalmente, las ruinas de la ciudad fueron absorbidas por la expansión desmedida de El Cairo.
La primera piedra del museo fue puesta en 2002 con la idea de establecer una institución museológica que reflejara los distintos aspectos culturales de la rica historia egipcia, adoptando una estética moderna y los avances tecnológicos propios del siglo XXI.
En 2017, se inauguró el hall de las exhibiciones temporales, que mostraba una colección que atendía al nombre de «Artesanías egipcias a lo largo de las diferentes eras». El espacio tiene un área de 1.000 metros cuadrados y en él tienen representación las cuatro disciplinas artesanales que dieron forma a la cultura egipcia: cerámica, madera, tejidos y ornamentos. Se muestran unos 400 objetos de distintas épocas, apoyados por varios vídeos cortos que explican las características de estas artesanías.
Por fin, en abril 2021 tuvo lugar la inauguración oficial de todo el recinto del NMEC, con una espectacular ceremonia en la que se trasladaron los sarcófagos de 22 momias (18 reyes y 4 reinas) desde el antiguo museo al nuevo.
El Desfile de los Faraones en El Cairo
Ese impresionante desfile por las calles de El Cairo tuvo lugar el pasado sábado 3 de abril y fue retransmitido en vivo y visto en los cinco continentes. Yo, personalmente, me quedé estupefacto con la grandiosidad y la belleza del mismo. Me encantó todo, no puedo decir otra cosa. Desde la estupenda música hasta el ambiente creado por los juegos de iluminaciones, pasando por la solemnidad y el vestuario de los participantes.
Así, los cuerpos embalsamados de los 22 soberanos se trasladaron desde el museo de la plaza Tahrir (en el que estaban descansando desde 1902) hasta el NMEC, donde fueron recibidos con salvas de cañón, antes de pasar a la Sala de las Momias.
A pesar de ciertas objeciones de los expertos, los organizadores explicaron que las momias reales no corrían ningún peligro, pues eran transportadas por vehículos militares – que se habían decorado para transformarse en una especie de antiguos carros funerarios – en los que se controlaban y mantenían todas las condiciones necesarias de temperatura y humedad para que las reliquias no sufrieran daño alguno.
No podía dejar de preguntarme qué pensarían y sentirían aquellos reyes y reinas si despertaran y vieran el fascinante tributo que se les rendía miles de años después de sus muertes. La idea de la creación de tal espectáculo provino del ministro egipcio de antigüedades, Khaled el-Anani, quien asistía, en primer fila y con orgullo, al desfile.
Las momias cambian así de hogar de nuevo. Algunas de ellas – como las de los famosos Ramsés II o Seti I – fueron halladas en Deir el-Bahari, escondidas en un acantilado cercano al templo de Hatshepsut, en Luxor. Otras fueron encontradas, en 1898 y en el Valle de los Reyes, por el egiptólogo francés Víctor Loret, quien se maravilló al comprobar que Amenofis II no era el único faraón que descansaba en su tumba, siendo acompañado por los cuerpos embalsamados de otros nueve faraones.
Todos ellos descansarán, tras haber disfrutado de una ceremonia con tantos honores como los que quizás recibieron en su primer enterramiento en tiempos del antiguo Egipto, en la Sala de las Momias del NMEC. Esta será abierta al público general el próximo 17 de abril. Se accederá a ella a través de una rampa y los sarcófagos y cuerpos momificados serán presentados en una penumbra que intenta representar las condiciones de los lugares que fueron escogidos para su descanso eterno, y en los que fueron encontrados en un primer lugar.
Misión y visión del NMEC
Esta Sala de las Momias será la piedra angular y exhibición estelar del Museo Nacional de la Civilización Egipcia, pero no será el único atractivo de esta especie de máquina del tiempo que nos permitirá viajar al corazón de uno de los imperios más poderosos de la Humanidad.
Dentro de las paredes del museo se exhibirán más de 50.000 objetos relacionados con las distintas etapas de evolución de la civilización egipcia, desde sus primeros pasos hasta la era moderna. Existirá una exhibición permanente principal, pero también otras seis salas dedicadas a exhibiciones dedicadas a los siguientes temas: el Nilo, civilización, escritura, estado y sociedad, cultura, ideas y religión. Además, varios espacios están destinados a acoger exhibiciones temporales sobre otros temas que harán las delicias de los egiptólogos y público general.
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En el NMEC no solo se trata la época de los grandes faraones de Egipto, sino que también hay objetos de las épocas greco-romana, copta, islámica y contemporánea.
Y es que la idea con la que se ha creado el NMEC no es la de que sea un museo tradicional, sino algo mucho más grande que eso. Los egipcios quieren que el NMEC sea un lugar de encuentro para todos los amantes de su historia y cultura, desarrollando una estrecha cooperación con otras instituciones internacionales y creando fuentes de saber en forma de bibliotecas, centros de estudio, datos online, fotografías, archivos, recursos de enseñanza y publicaciones, para que puedan ser consultadas por cualquier persona que lo desee.
Además, aquí tendrán lugar obras de teatro, conciertos y proyección de películas sobre la civilización egipcia, todo ello en un espacio que también incluirá grandes y verdes parques, cafeterías junto al lago, restaurantes, tiendas de artesanía y bazares, creando una experiencia completa que irá mucho más allá que la simple visita tradicional a un museo.
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Y es que los egipcios son un pueblo que se muestra muy orgulloso de su pasado y saben apreciarlo. Seguro que los antiguos faraones se sentirían muy complacidos de ver cómo se les trata hoy en día. A ver si pronto puedo ver todo esto con mis propios ojos. Y tú, ¿Tienes ganas de visitarlo?