Gales, al oeste del Reino Unido, ofrece al turista, en un área más bien reducida, todo lo que puede buscar. Pueblos con encanto, castillos medievales, leyendas, bosques, montañas, ríos, lagos y una gastronomía exquisita y variada, perfecta para reponer las fuerzas después de un largo día de visitas o actividades.
Además, su orografía y salvaje naturaleza convierte a Gales en un lugar perfecto para las actividades de aventura y el deporte outdoors. Aquí dejamos algunas sugerencias para los viajeros amantes del movimiento y la adrenalina.
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Índice de contenidos
Tirolina
La empresa Zip World, con base en la región galesa de Snowdonia, ha abierto una serie de líneas de tirolinas que han recibido distintos premios a nivel europeo y mundial.
Nosotros visitamos la zona de las minas de pizarra de Llechwedd, junto al histórico poblado minero de Blaenau Ffestiniog, donde Zip World ha creado las atracciones de Zip World Titan, Zip Caverns y Bounce Below (con versión junior incluida).
Al llegar al complejo, el más grande de Europa dedicado a las tirolinas, aparcamos la furgoneta en el amplio parking y, tras fichar en recepción, pasamos a ponernos nuestros monos rojos, arneses, cascos, gafas e incluso unos pequeños paracaídas cuya función era reducir nuestra velocidad. De esta guisa nos subimos a un vehículo que ascendió la montaña para llevarnos a la primera plataforma de las tres por las que nos tiraríamos esa mañana.
Otra de las particularidades divertidas que tiene esta atracción es que tienen cuatro líneas por plataforma, pudiendo hacer grandes piques en carreras con tus amigos. Tras las breves instrucciones que nos dieron los monitores, nos aseguraron los arneses, nos engancharon a la línea y, tras unos tensos segundos de espera, abrieron las compuertas para que saliéramos como auténticos toros españoles.
No nos deslizamos a una gran velocidad, pero la densa niebla que cubría todo le daba cierta emoción al recorrido. Era como internarse en las profundidades de Mordor y temíamos chocarnos de frente con algún Nazgul volador.
Después, caminamos unos minutos hasta llegar a la segunda plataforma. Fue una pena que la niebla no nos dejara apreciar bien un paisaje de verdes prados, algún pequeño lago y prominentes rocas. Esta segunda línea fue más larga y rápida que la primera y nos arrancó algunos gritos de emoción, provocados por la adrenalina.
La tercera nos la pintaron como la más rápida de las tres, pero, al menos en mi caso, el paracaídas me frenó demasiado y no la disfruté tanto.
Después de tomarnos un refrigerio en las mesas de madera del bar, nos fuimos a probar el Bounce Below. El tema consiste en una especie de entramado de cuerdas flexibles que se extienden, cual tela de araña, en las profundidades de la antigua mina. Hay toboganes que conectan los distintos niveles y disfrutamos recordando nuestro pasado de niños saltadores en camas elásticas. La actividad dura una hora pero después de 30 minutos ya estábamos chorreando de sudor y habíamos tenido bastante.
Bajo nuestros pies vimos a gente disfrutando de otra atracción única: una tirolina bajo la caverna. La abrieron el pasado 22 de mayo y está siendo un gran éxito.
Me marché del lugar con la sensación de que me habría encantado probar la línea llamada Zip World Velocity, considerada como la más rápida del mundo, pudiendo alcanzar hasta 160 km/h en una caída que recrea una sensación realmente parecida a volar. Si quieres sentir este subidón de adrenalina, deberás dirigirte a Bethesda, lugar donde han montado la atracción.
Speedboat
El pequeño pueblo de Caernarfon, con su imponente castillo, sirvió como punto de partida para nuestra excursión en lancha rápida por las aguas del Estrecho de Menai.
Nuestro amigo Charles fue el patrón de la embarcación que nos iba a llevar por el estrecho gracias a los más de 250 caballos de potencia de sus motores. Recorrimos las aguas a izquierda y derecha, pasando por debajo de los históricos puentes Britannia y Menai.
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También nos acercamos a la mansión que aún pertenece a los descendientes del Marqués de Anglesey, segundo comandante de Wellington en la famosa batalla de Waterloo, donde se selló la caída casi definitiva de Napoleón en 1815. En este segundo centenario observamos unos jardines espléndidos y un gran caserón, pero lo que más nos gustó fue el embarcadero que, mediante unos túneles (que ahora están bloqueados por muros de ladrillos), se comunicaba con la planta baja de la mansión.
Nos explicaba Charles que la costa galesa está llena de grutas subterráneas y cuevas que eran utilizadas por los contrabandistas para escamotear mercancías de todo tipo. Unos piratas estos galeses.
Charles puso el motor a máxima potencia y, entre divertidos trompos, nos marchamos a ver las increíbles casas que jalonaban ambas riberas del estrecho. Muchas destacaban por su antigüedad y opulencia, siendo propiedades de inventores y magnates.
Una pequeña casa ubicada en una isla mínima llamó mi atención. Era del siglo XV y estaba habitada. El dueño incluso había hecho crecer unos árboles en su pequeño huerto, y es que el agua dulce no es problema ya que existen acuíferos bajo las aguas saladas del estrecho.
Una experiencia divertida y didáctica.
Surf
Aunque las costas de Gales son, de por sí, propicias para la realización de este deporte, la región de Snowdonia va a contar, en breve, con una atracción única en el mundo.
Surf Snowdonia abrirá sus puertas en el mes de agosto para ofrecer una laguna artificial, rodeada de exuberante naturaleza, donde surfistas de todos los niveles podrán practicar su deporte favorito durante casi todo el año, independientemente del estado del mar.
La laguna tiene 300 metros de largo y será apta para practicar surf, SUP, surf kayaking, surf yoga o, simplemente, nadar.
Hasta 52 surferos a la vez podrán disfrutar de olas que irán de los 70 cm a los 2 m.
Para aquellos que quieran admirar a los profesionales de la tabla y gozar del entorno natural, la entrada es gratuita y pueden hacer uso del bar y restaurante.
Un proyecto muy prometedor que espera atraer a decenas de miles de turistas y deportistas cada año.
Coasteering
Como ya relaté en mi extenso artículo sobre mi experiencia en Holyhead (Anglesey), el coasteering es una práctica de aventura que está ganando adeptos a pasos agigantados por su equilibrada combinación de naturaleza, deporte, mar y adrenalina. Os lo recomiendo encarecidamente.
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