La primavera es explosión, naturaleza en estado puro y una época sensacional para descubrir las montañas en su momento de esplendor. En esta época del año la nieve empieza a fundirse, el hielo sobre los lagos se rompe en capas y el renacer de la vegetación y flora ofrece un espectáculo visual que no podemos perdernos.
Muchas cordilleras cercanas a nuestra casa pueden acercarnos a una experiencia similar. A modo de ejemplo, en el Pirineo existen multitud de travesías entre altos picos y lagos donde podremos contemplar ese proceso de climas en contraste que la naturaleza experimenta en primavera. Un buen lugar para ello son los lagos de Juclar en Andorra.
Realizé este trekking en mayo hace un par de años y ahora que nos encontramos ya en primavera merece la pena recordarlo para añadirlo nuevamente en mi propia cesta de compra online para los próximos fines de semana.
Los lagos de Juclar se encuentran en el noreste de Andorra y ofrece una espléndida jornada de senderismo para todo tipo de practicantes. Hay paredes para expertos y también excursiones para ir fácilmente con los niños o con toda la familia.
La ruta que relato a continuación no requiere un nivel físico destacable. La zona merece mucho la pena especialmente porque no está tan saturada como otras zonas más conocidas de Andorra y por la inexistencia de pistas de ski en las laderas de sus montañas.
Salí a las 6 de la mañana de Barcelona en dirección Andorra. El tráfico estaba bien despejado y la única razón por la que llegué en más de tres horas fue por las prestaciones del Peugeot 205 cosecha del 89 que tengo el orgullo de conducir. Dejé el coche en el parking habilitado en el puente de la Baladosa donde apenas había un par de coches estacionados. Con la mochila en la espalda empecé a abrir vía siguiendo la pista marcada que lleva al refugio de Juclar.
Tras una hora y media llegué al refugio tras atravesar algunas placas de nieve que pronto iban a fundirse. El primer lago de Juclar sacaba su cabecita helada tímidamente. El refugio apareció limpio, amplio y con la piscina que se acostumbra a hacer ante una chimenea completamente seca.
Vacié la mochila, me hice con una de las literas para pernoctar esa noche y con las cuatro cosas imprescindibles encima empecé a abrir vía en dirección al collado de Juclar. Botas semi-rígidas y polainas. Una vez en el collado vi que el camino que lleva al collado de Escobes (2.611 metros) se encontabra en la sombra y escondido bajo una enorme placa de hielo.
Tenía previsto realizar esta ruta al día siguiente para llegar al circo de Siscaró pero finalmente decidí para dejarlo para otra ocasión.
Ya llegados al collado de Juclar se me abrió un amplio abanico de posibilidades. Carenar hasta el pico de Escobes, bajar hasta el lago de Juclar en la parte francesa del valle y subir al pico de Rulhe. Ambas posibilidades me daban bastante respeto teniendo en cuenta que iba solo y sin grampones y lo más parecido a un piolet que llevaba encima era un fuet seco y duro.
Años atrás no hubiera dudado ni un instante y hubiera subido sin titubeos. En esta ocasión, siguiendo la prudencia -¿será la edad?- me encaramé al collado de Alba y subido ahí mismo decidí utilizar el fuet para lo que toca. Es decir; para comérmelo mientra me encontraba en la cima del fácil pico de Ruf.
Se trata de una escalada a cuatro manos de fácil hacer, sin hielo o nieve, agarrado a la roca con una sencilla pero agradable sensación aérea.
Las vistas desde el pico de Ruf son maravillosas. Al sur se pueden ver los dos lagos de Juclar y el refugio al fondo. Al este el pico de Escobas y el Siscaró cerrando el circo. Al oeste y bien al fondo, innumerables picos: el Comapedrosa, el Tristaina, incluso me pareció distinguir la Pica de Estats. Al norte el precioso lago de Alba a los pies y otra infinidad de picos en la parte francesa.
Desde la cima bajé hasta el collado y me reencontré con mis propios pasos hasta el refugio de Juclar. El segundo lago aparecía todavía con alguna capa de hielo, con las primeras flores de la primavera y, al fondo, pletórica, se levantaba la silueta del pico de Escobes.
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Por la noche heló. Hacía bastante frío y por la mañana una niebla no dejaba ver casi nada a tres metros de distancia. Ya que tenía el coche a mano, decidí volver al coche para hacer otra ruta en otra zona donde el tiempo acompañara. Finalmente escogí el cercano valle de Ransol con el pico de la Serrera en mente.
yo hice el escobes el verano pasado y la verdad es que disfrute un montón de la vista y del picacho,lastima que me tuve que largar corriendo de la cima debido a la niebla que cubrió toda la val de siscar en 10 minutos… un rincon muy tranquilo, bonito y recomendable de andorra
Hola!
Yo soy de Andorra, y hace años que no hago esta excursión…la intentaré este fin de semana, a ver qué tal.
Por cierto, las fotos, muy bonitas :)
Saludos!!!
yo estuve en agosto 2009, y nos cayó una tormenta de granizo, fue un cumulo de sensaciones entre el miedo y lo bonito de los lagos. se lo recomiendo a todo el mundo, conozcalo… vale la pena. besos