Desde que era un enano me sentaba después de cenar para ver puntualmente cada resumen que la televisión pública ofrecía del que, para mí, es el rally más duro del Mundo, el rally Dakar. Me quedaba embobado viendo aquellos locos o aventureros intentar buscar el camino más corto hacia la meta entre las dunas del desierto africano.
Nunca fui -ni lo soy ahora- un apasionado del motor, lo que me fascinaba era la aventura en sí, el encanto de los desiertos africanos y -al menos antes, porque con los actuales aparatos de navegación le han quitado un poco de drama a la cosa- el desafío que aquellos hombres se autoimponían a la hora de enfrentarse a semejante prueba.
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Quizás la épica de la prueba ha dejado, en cierta medida, debido a avances tecnológicos y a cambios de recorrido, de ser tal, pero a mí me sigue enganchando cada edición en la misma medida que lo hacía tanto tiempo atrás.
Sin embargo, esta vez, al estar en mitad de mi aventura particular en el continente sudamericano, ni siquiera me acordé de mirar cuál había sido la suerte de este rally que fue suspendido hace 12 meses por las amenazas de terroristas islámicos en Mauritania, uno de los países que eran piedra angular del recorrido del raid.Cuando salí de la parada de Subte de Plaza de Italia, a tan sólo unas cuadras del que sería nuestro apartamento por 12 días en Palermo -Buenos Aires- me quedé mirando el cartel publicitario que anunciaba la salida de Dakar para el día 3 de Enero… ¡desde Buenos Aires!
Aunqué dejé la ciudad por la mañana de ese día 3 pude acudir a la presentación de todos los participantes del día 2, que se dio lugar en el recinto de los bosques de Palermo, una de las zonas verdes más bonitas de la capital. Allí esperé, mientras contemplaba motos, coches y camiones que hasta ahora sólo había podido admirar en la televisión, a ver cómo los compatriotas Carlos Sainz y Nani Roma -mis favoritos a priori- se personaban allí y arrancaban sus máquinas poniéndolas rumbo hacia el famoso Obelisco en la 9 de Julio bonaerense.
Carlos Sainz apenas saludó al público asistente -miles de personas que sentían una gran simpatía por él- y se llevó una buena pitada, mientras que Peterhansel fue mucho más simpático y Nani Roma pasó desapercibido ya que apenas se le conoce por aquí.
Ahora el Raid recorre el desierto chileno de Atacama y Sainz -en coches- y Coma -en motos- están cerca de alcanzar un doblete histórico para nuestro país. Durante los días en que estaban en Buenos Aires, la ciudad se llenó de gente vistiendo equipos de sus sponsors cenando o paseando aquí y allá, coches y motos de competición aparcados en los alrededores de los grandes hoteles de Puerto Madero, miles de personas visitando diariamente los stands de la organización y conociendo un poco más sobre esta aventura. Fue un clima muy bueno.
A mí quién gane ya me da igual porque por fin vi cumplido mi primer sueño al respecto: poder ver una edición del Dakar. El segundo – correrlo – se me antoja mucho más difícil, sobre todo teniendo en cuenta que soy un matado conduciendo coches.
Un abrazo a todos desde Montevideo.
TFW
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Felicidades David! Con la brasa que nos pegabas con el Dakar seguro que te lo pasaste de lo lindo!
Un abrazo y disfruta del viaje!!!
Pues enhorabuena por haber cumplido uno de tus sueños David.
No me extraña nada sobre lo que comentas de Carlos Sainz. No parece una persona muy simpática. Eso sí, se va a llevar el gato al agua.