Lo hice y no me sentí ni más ni menos libre que antes de hacerlo. El Camino de la Libertad no se trata de un eufemismo ni de una marcha hacia la Independencia. Para entender los orígenes de este recorrido, tenemos que remontarnos a épocas de la Segunda Guerra Mundial, en la zona sur de Francia, donde se trazaron distintos caminos secretos por el Pirineo para escapar de la guerra y llegar a territorio catalán.
Eran épocas de hambruna en territorio español tras la Guerra Civil pero el miedo a las deportaciones y las bombas era todavía mayor. Franceses y judíos, también soldados americanos que se precipitaron de los cielos con sus paracaídas, se unieron en ese larga marcha por collados nevados para cruzar la frontera y escapar de los nazis.
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El camino se inauguró en 1994 y se encuentra bien señalizado. Si bien al principio las rutas principales para escapar de la guerra se concentraron en la costa con Bayona y Toulouse como puntos de partida principales, con el tiempo y para evitar controles alemanes, se crearon nuevas rutas por el Pirineo central con Saint Girons en Ariège como epicentro inicial. Sin lugar a dudas, se trataba de la ruta más dificultosa atravesando los picos de 3,000 metros de la cordillera pirenaica y, de esta manera, evitar los temidos controles nazis.
Siguiendo la ruta del Camino de la Libertad en Saint Girons se conocen alrededor de unos mil casos de evasiones aunque sólo se tienen constancia de apenas 100 personas que pudieron escapar de las garras de la Guerra Mundial de manera fructífera.
Hace unas semanas nos encontrábamos en Ariège y aprovechamos la ocasión para dirigirnos a Saint Girons donde se inicia el sendero desde un pequeño parking en el barrio de Beauregard de la misma población.
El camino está marcado por señales amarillas y rótulos con el logo oficial donde aparecen dos rostros cuya mirada se concentra hacia la dirección correcta.
El sol de finales de agosto hacía de las suyas y la temperatura rozaba los 40 grados. No era el mejor día para hacer este trekking. En la parte de Saint Girons la altura apenas supera los 800 metros y mi camiseta se había convertido en un apéndice de la humedad que envolvía el ambiente.
Evidentemente la travesía completa necesita de unas cuantas jornadas para finalizar en su vertiente pirenáica de Cataluña. Nosotros nos concentramos en una travesía de un día por los alrededores de Saint Girons tratando de realizar una circular por esta zona.
En las proximidades de Saint Girons se extiende una zona rural, agrícola y unos estupendos bosques frondosos donde el liquen sorprende creciendo alrededor de los troncos de encinas, pinos y nogales. El camino es de tierra rojiza y no implica serias dificultades para afrontarlo salvo un estado de forma física aceptable.
Por el camino nos introducimos por bosques profundos y uno no deja de pensar en todos esos franceses, judíos y soldados desertores que siguieron el mismo camino hace ya más de 60 años, en una situación penosa, escapando de las garras del nazismo.
Un millar de personas trataron de atravesar los Pirineos y solo lograron cruzarlo en vida un centenar de ellas. Tus pasos, décadas más tarde, recorren la misma senda y tu espíritu se une al silencio del bosque, a los ecos del pasado.
Sin duda, un trekking cuyos kilómetros pueden pesar más en el alma que en las piernas.
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Más información | Historia del Camino de la Libertad en Ariège (en francés)