Aguas vírgenes y playas de ensueño en el archipiélago de Bazaruto en Mozambique

Mozambique
Los pescadores hacen su vida normal en Bazaruto

Los pescadores hacen su vida normal en Bazaruto

No me cansaré de repetir una y otra vez -a quien quiera escucharme- que Mozambique es una perla por descubrir. Los portugueses, en la era colonial, horadaron las aguas de esta parte del Índico buscando otro tipo de perlas, unas que se podían intercambiar por grandes sumas en monedas, especias, armas o esclavos. Encontraron muchas de gran tamaño alrededor de uno de los parajes naturales marinos más bellos de todo el litoral africano: el archipiélago de Bazaruto.

Mi viaje de dos meses por el sur de África estaba tan poco preparado y previsto que ni siquiera conocía la existencia de Bazaruto antes de entrar en Mozambique. Estando en Maputo, mi buen amigo Manu, desde España, me mandó un mensaje diciéndome que no podía perderme ese lugar porque le había impactado al verlo en un documental de la 2.

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Mi idea inicial era pasar un par de semanas, como máximo, en Mozambique -al final agoté mi visado de 30 días- así que decidí tomar un autobús hacia el Norte y visitar el famoso archipiélago.

Las barcas con las que hicimos la excursión. Saliendo de la costa de Vilanculos

Las barcas con las que hicimos la excursión. Saliendo de la costa de Vilanculos

El archipiélago de Bazaruto es un conjunto de seis islas (Bazaruto, Benguerra, Magaruque, Banque, Santa Carolina y Shell) que se encuentra en la provincia de Inhambane.

Si estáis en la capital, Maputo, la mejor forma de llegar en transporte público es tomando uno de los buses de Intercape que te llevan hasta un cruce de carreteras próximo al pequeño pueblo pesquero de Vilanculos.

Tomé el bus sobre las 5 de la mañana y llegué al cruce ya bien pasado el mediodía. Viajaba con mis nuevas amigas holandesas Agnes y Marij y los tres conseguimos subirnos a la parte de atrás de una furgoneta que, a pesar de estar rebosante de gente, seguía cogiendo nuevos pasajeros cada 200 metros en su tortuoso camino hacia Vilanculos.

Fue en el hostal en el que nos alojamos en Vilanculos -Baobab Beach- donde contratamos la excursión a Bazaruto.

Las playas desiertas de la isla de Bazaruto

Las playas desiertas de la isla de Bazaruto

El archipiélago de Bazaruto está declarado Parque Nacional Marino. Sus aguas, que nada tienen que envidiar a la de las postales idílicas de otros lugares del Índico, son muy ricas en vida submarina, incluyendo coral de distintos colores. Aquí se pueden pescar los grandes y famosos merlines -tan codiciados por los amantes de la pesca deportiva- y, si se acierta con la época del año, se pueden divisar los míticos tiburones ballena: el animal más grande que surca los mares. Yo no tuve la suerte de ver uno de ellos pero mi amiga Marij, que se quedó 5 meses con un programa de colaboración de su universidad holandesa, sí que pudo bucear con ellos. Una experiencia inolvidable.

Partimos cerca de las 8 de la mañana bajo un sol que ya quemaba de manera inclemente. Es básico que no os olvidéis el protector solar (mínimo factor 30), gafas de sol, sombrero o gorra y os recomiendo no quitaros la camiseta en la lancha porque es un largo día al Sol. Íbamos montados en una antigua barca de pesca adaptada y tuneada con un potente motor que nos hacía saltar sobre las olas con poco esfuerzo. Casi sin querer vi dos delfines de color oscuro dar uno de sus potentes saltos. Avisé al resto de excursionistas (toda la gran familia que nos habíamos conocido en el Baobab) y nadie los volvió a ver de nuevo. Muchos dudaron de que mi visión no fuera el resultado de los cócteles de la noche anterior.

Llegamos a la isla de Bazaruto (la más grande de todas) y nos dejaron tiempo libre para explorarla mientras los guías preparaban la comida.

Con Marij y Agnes en las dunas de Bazaruto

Con Marij y Agnes en las dunas de Bazaruto

Es un lugar precioso. Subimos la duna más alta de ese mar de arena que se ondulaba contra el horizonte. Desde arriba miramos hacia el Oeste y vimos un mar de varias tonalidades de azules que le eran conferidos según la distinta profundidad de sus aguas. Hacia el este las dunas llegaban a dar paso a una zona de arbustos verdes donde un pequeño rebaño de ovejas pastaba tranquilamente bajo un sol tórrido. Era una estampa realmente extraña. Unas ovejas en aquel paraíso de dunas y mar. Ningún ser humano parecía estar cuidándolas.

Vimos unas barcas de pescadores faenar a unos doscientos metros de la playa. Son embarcaciones antiguas, de grandes velas y cargadas de gentes que dependen de la captura del día para poder alimentarse ellos y sus familias. Son ajenos al escaso turismo extranjero que pasa por allí cada día.

Comimos una buena ración de pescado a la parrilla y por la tarde nos llevaron a un punto de escasa profundidad donde el coral poblaba el fondo marino. Una gran cantidad de peces de distintos tamaños y colores llamativos se convirtieron en blanco de las exclamaciones de los excursionistas que jamás antes los habían contemplado. Buceamos un rato con tubo antes de partir hacia una pequeña playa desierta en la que el Sol abrasaba a cualquier ser vivo que tuviera la insolencia necesaria para intentar profanar aquel paraje quasivirgen.

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Hacia el interior de la isla hay agua dulce y vegetación

Hacia el interior de la isla hay agua dulce y vegetación

Cerca de las 5 de la tarde regresábamos a la orilla de la playa de Vilanculos, donde la marea ya había devorado la arena hasta casi lamer los setos de plantas que marcaban la entrada al Baobab.

El precio de la excursión está sobre 2500 Meticais (unos 50 euros al cambio) aunque se puede negociar dependiendo del número de gente que consigáis reunir. Hay una excursión algo más barata en la que te llevan sólo a la isla de Magaruque (la más cercana a la costa) diciéndote que, si buceas en sus aguas, verás lo mismo que si te vas algo más lejos. Puede ser, pero la belleza de las dunas y resto del ecosistema de la isla grande de Bazaruto es algo que no te puedes perder si estás en la zona.

Aunque te pueda parecer que no, la isla está poblada por gente local. Además, existen algunos hoteles donde podéis pasar la noche. Debe ser una experiencia espectacular -y así me lo confirmó Marij unos meses más tarde, cuando nos vimos en Alicante- pasear por esas playas interminables cuando ya no queda nadie y sólo las estrellas te contemplan. Los precios para poder disfrutar de ese privilegio son relativamente altos.

Si podéis, quedaros una noche a recorrer a solas estas playas. Yo no lo hice y me arrepiento.

Si podéis, quedaros una noche a recorrer a solas estas playas. Yo no lo hice y me arrepiento.

Otras opciones para los que tienen mayor presupuesto y quieren vivir la experiencia al máximo es hacer buceo con bombonas o sobrevolar el área en un vuelo bajo con pequeñas avionetas de hélice.

Elijas la opción que elijas, nunca dejes de visitar este espectáculo de la naturaleza que es el archipiélago de Bazaruto.

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TFW

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4 Comentarios
  • David 6 marzo 2016
  • Gracia Ruiz Piqueras 6 marzo 2016
  • Nicole Playas Paradisiacas 3 noviembre 2014
  • Ameseros Viajeroa 15 julio 2014
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