Dónde Comer en Cuenca: probamos 9 restaurantes de Cuenca y alrededores

No es posible hacer una visita a un destino en ayunas. Aunque Cuenca se encuentre sólo a 200 km de Madrid, os haríais un flaco favor si sólo se hace una escapada turística con el bocadillo en la mochila.

De hecho, Cuenca ha sido candidata finalista al título de “Capital Española de la Gastronomía 2018”, y eso es sólo uno de los muchos méritos y razones para probar la gastronomía de Cuenca.

Si viajar es una experiencia para todos los sentidos, el del paladar también debéis ejercitarlo cuando visitéis Cuenca. Por eso aquí tenéis 9 restaurantes de Cuenca donde he comido y mi personal opinión sobre ellos.

También encontraréis un mapa de restaurantes de Cuenca con todos los aquí mencionados, para que sea más fácil planificar vuestras paradas gastronómicas en una escapada a Cuenca.

1.- Restaurante San Juan Plaza Mayor

Pocos sitios hay más céntricos en Cuenca que el Restaurante San Juan, en su Plaza Mayor, entre el Ayuntamiento y la Catedral, pero eso no eleva en absoluto sus precios, con Menú del Día por 11€ o el de la Casa (también en fin de semana) por 15€.

Puedes elegir entre cenar en alguno de sus salones o bien comer en la barra del bar, o en alguna de las mesas elevadas frente a ella.

Dado que lo que queríamos era probar platos típicos de Cuenca en su versión de tapas, nos quedamos en la barra y descubrimos la contundencia del Morteruelo (8€), los peculiares Zarajos (5€) y el suave Ajoarriero (8€).

Los tres resultaron ser tan buenos como esperaba, aunque el seco sabor de los zarajos puede que esté a la altura del Vegemite de Australia en el sentido de que hay que crecer con él o luego costará que te guste.

La cena terminó dulce y contundentemente con un Alajú y digestivamente con un Resolí.

2.- Asador María Morena

No estoy muy seguro de porqué en la terraza hay un “Monumento al Visitante”, apenas a unos metros de la puerta, pero “bienvenidos seamos”.

Lo que sí sé es que está orientado en la dirección correcta, pues al cruzar la calle se encuentra el Mirador del Barrio del Castillo, con unas privilegiadas vistas hacia el Parador de Cuenca, las pequeñas viviendas que dan a las Hoces, por supuesto a las Casas Colgadas y hasta se divisa la zona nueva de Cuenca.

El Asador María Morena une a sus vistas, las cuatro mesas junto al ventanal están muy demandadas pero cuidado con el sol, un interior moderno pero acogedor con predominancia del color blanco en mobiliario y decoración.

Aunque parece que no haya un sitio que se libre de ofrecer el tataki de atún, optamos por una comida en la que hubiera toques más locales en cuanto a productos.

En entrantes optamos por una sana “Ensalada de Tomate Raff y Lomo de Sardina Ahumada” (la única excepción a la idea del párrafo anterior) y “Chorizo de Ciervo a la Brasa”, donde el fuerte sabor de la caza se ve reducido al procesar la carne de esta manera.

Los platos principales fueron una “Hamburguesa de Gamo Completa” (9 € bien invertidos), que es una forma sencilla de afrontar una carne de la que uno no está seguro del sabor, y un “Lomo de Ciervo Embardado Con Salsa de Castañas”, algo más complicado de afrontar pero que salió airoso hasta para los poco carnívoros.

A destacar un trampantojo de entrante bautizado “Ferrero Rocher de Morcilla”, que no deja lugar a dudas de lo que nos encontraremos en paladar, diga lo que diga la vista.

Un buen detalle es servirlo acompañado con salsa de naranja, el (casi) único toque dulce que encontraremos en un famoso plato del que todo conquense te dice “tienes que probarlo”.

Toda la comida fue acompañada por un excelente descubrimiento, un sabroso “Dominio de Fontana”, Crianza 2014, moldeado con Tempranillo (81%) y Caubernet Sauvignon (39%) y la garantía de la D.O. Uclés.

Mucho más que adecuado y muy recomendable.

3.- La Bodeguilla de Basilio

Un clásico del tapeo de Cuenca, La Bodeguilla de Basilio está empapelada de fotografías de clientes famosos, y otros no tanto, con Basilio y de recortes de periódico e imagenes de una Cuenca de hace décadas. Y cuando digo empapelada, me refiero hasta el techo, literalmente.

Tantas tapizan las paredes que cuando yo lo visité, estaban haciendo una subasta de algunas de ellas con fines benéficos. El 25% del importe de la venta de las fotos, platos o cuadros, se destinaba al Comedor de Niños del Cristo del Amparo de Cáritas.

La Bodeguilla de Basilio no me pareció un sitio para cenar sino un ambiente, una atmósfera, más para tomar raciones, aunque con cada consumición ya te sirven generosas tapas.

Una caña y un vino blanco de la casa (una apuesta arriesgada y que perdí) nos llegaron acompañados de huevos de codorniz y lacón sobre porción de pan. Y antes, ya que marzo era aún oficialmente invierno, un caldito.

Los precios de la caña y el vino en mesa, que sumaron 5,80 € son un poco elevados para la zona y producto, así que imagino que en la Bodeguilla los compensan con las tapas, o porque ofrecen esas tapas tienen esos vinos.

Si quieres un vino o una cerveza antes de sentarte a cenar en Cuenca, La Bodeguilla de Basilio sigue siendo un sitio de barra pintoresca.

4.- Restaurante Convento de San Pablo (Parador de Cuenca)

Mucho más que un hotel, mucho más que una joya arquitectónica, mucho más que un edificio, eso suelen ser los inmuebles de Paradores donde, además, se puede cenar muy bien.

El Restaurante Convento de San Pablo del Parador de Cuenca ofrece sus platos en dos entornos distintos según sea la época del año. En verano, se puede cenar en el propio patio del Parador, un antiguo convento dominico del siglo XVI, mientras que en invierno las mesas están montadas en el comedor de los monjes.

Comer, o cenar, en un Parador es una experiencia más allá de la comida, pues se trata de valorar el lugar en el que lo hacemos, tanto como lo que llega en el plato.

Para la cena, después de un entrante de quesos de la zona y una pequeña ensalada de salmón, disfrutamos un arroz meloso con alcachofas y un estofado de ciervo de Cuenca con verduras.

¿Tienes sitio para postre? Con permiso del Mesón El Centro en Puerto de Vega (Asturias), la cremosa Torrija del Parador de Cuenca es una de las mejores torrijas que he comido en mi vida.

La parte líquida de la cena fue una contundente cerveza artesanal de Cuenca Tormo Artesana Red Ale y un Vino de Autor Renovatium Añada 2016 (100% Bobal) de La Pesquera (Cuenca). Este último me lo he encontrado recomendado en varios sitios más, y creo que sólo es adecuado para paladares de sensaciones fuertes.

5.- Bar Restaurante La Ponderosa

Más de 40 años con sus puertas abiertas es la primera carta de presentación del sencillo Bar Restaurante La Ponderosa, un establecimiento en lo más alto del pódium de los bares de tapas.

La Ponderosa tiene una barra kilométrica pegada a toda la extensión de la pared izquierda y otra barra de bar propiamente dicha a la derecha. Y eso es exactamente La Ponderosa, un bar de barra.

Y en un bar de barra lo que se pide son tapas y raciones, que aquí tienen el bonus añadido de su alta calidad, pues son caseros, aunque de casa ajena, y bien buscados y seleccionados por los dueños.

Aunque me habían recomendado encarecidamente las Setas de Cardo y la Oreja, La Ponderosa era sólo uno de los bares que iba a visitar esa noche así que optamos por algo más ligero.

Los elegidos fueron unos Huevos Ponderosa (“Muy muy especiales” como reza en la pequeña carta) y Torrezno (“Muy especial” también).

Sé que he dicho ligero, porque esa era la idea, pero al ver cómo otros clientes recibían esos platos decidimos pedir los mismos por su buena pinta. No estaba por la labor de nada dulce y mi momentánea querencia hacia el salado quedó bien satisfecha (cuando ahora pienso en torreznos, los primeros que se me vienen a la cabeza son los torreznos de La Ponderosa en Cuenca).

Huevos y torreznos se acompañaron con un vino local y de la casa, de esos de sabor fuerte y contundente que sirven para llevarse todo sabor salado de la boca y pensar que hubiera sido mejor pedir una cerveza.

La Ponderosa no es un bar para sentarse, es un bar de barra, donde se comparte el casi siempre reducido espacio con desconocidos animados por el mismo espíritu, probar algunas de las mejores tapas de Cuenca.

6.- Trivio

El Trivio huye de palabras que encasillan para que no nos hagamos ideas preconcebidas, aunque ya la entrada nos hace sospechar que nos aproximamos a un ambiente especial.

De hecho no es uno, sino tres, los ambientes que ofrece. Hay una zona de barra, también para tapear, una zona de bistró, y una zona de restaurante propiamente dicha, donde se pueden degustar varios menús especiales.

Las tres comparten un compromiso por unir la cocina “de secano” con los toques asiáticos, lo cual es una apuesta arriesgada pero que, a juzgar por los premios y críticas, triunfa en Cuenca.

Si hablamos de premios, precisamente en el año 2016, en el marco de la feria gastronómica “Madrid Fusión”, el chef Jesús Segura (“Cocinero Revelación” en la misma feria en 2012) de Trivio se llevó el premio “Mejor Croqueta del Mundo” patrocinada por el halagado Jamón Joselito.

Aunque ofrecen menús degustación, mi acompañante y yo optamos por probar “La Barra de Trivio”, para darle un toque informal a nuestra cena. Los elegidos fueron las “Croquetas de Jamón Trivio” y el “Ku-bak de Pollo”.

Las croquetas del Trivio llegaron con una estética perfecta en cuanto a color y textura, optando por ser redondas en lugar de la tradicional forma cilíndrica. Su bechamel resultó ser cremosa, inclinada más hacia la parte líquida que a la sólida. El sabor, opinión compartida por mi acompañante, aquella noche fue bastante más salado de lo anticipado y tal vez deseable.

El “Ku-bak de Pollo” era la opción más visual y sonora, pues al llegar el plato, con arroz, huevo y pollo, el camarero le añade sobre la marcha una salsa caliente que hace que el arroz se hinche y chisporrotee.

Es una experiencia curiosa para el que no la haya probado antes y es especialmente recomendable para los niños, dado que no hay inconsistencias dramáticas en paladar además de que les fascina la forma de servirlo.

7.- La Posada de Tintes

Hotel y restaurante en uno, La Posada de Tintes abrió sus puertas en 1950 para dar alojamiento a visitantes y a sus mulas, como desde siglos antes se hacía en las posadas de cualquier punto de España.

A unos metros frente al cauce del Río Huécar, se ubica en una casa de más de 200 años de antigüedad y la decoración del salón lo demuestra al estar compuesta por todo tipo de útiles de la familia.

Pero como no estábamos en La Posada de Tintes para alabar la arquitectura sino para probar la comida, de entre la carta optamos por un mix de campo y mar, en lugar del Menú Degustación, que nos pareció muy extenso.

Cenamos una “Ración de gambas al ajillo” (un poco más de tiempo al fuego no les hubiera hecho daño), “Ración de Cecina Juanjo” (deliciosamente aceitosa), “Merluza a la Cazuela” (con más sabor que estética), “Crema de Queso” y “Tarta de Santiago» caseras (satisfactorias para un amante del dulce).

Lo acompañamos con una botella de Albariño “Salteiro” que la joven camarera trajo a temperatura ambiente pero que rápidamente, y con profusión de disculpas, otro camarero solucionó atendiendo a mi petición de una cubitera. Nada irreparable.

8.- Hostal Restaurante Los Callejones

Si te gustan los iconos ortodoxos, encontrarás un pequeño paraíso para los aficionados a los mismos en el Hostal Restaurante Los Callejones.

No, no es broma. La afición de Antonio, el peculiar y veterano propietario, por pintar iconos es conocida en Las Majadas y en Cuenca y es uno de los tres puntos interesantes para recomendar que se coma en Los Callejones.

Otro es su situación. A Las Majadas se puede llegar de camino al nacimiento del Río Cuervo, buscando las formaciones rocosas “Los Callejones”, o de regreso del Parque Cinegético de “El Hosquillo”, por poner sólo dos ejemplos de puntos de interés en los alrededores.

El tercer punto a favor de comer en Los Callejones es Antonio, su propietario.

Cuando uno se siente a comer en Los Callejones ha de prepararse para comer casero y platos típicos de Cuenca, pero no lo que a uno lo apetece sino lo que Antonio considera que se ha de probar. Es una curiosa y extrema forma de llevar a la práctica “las recomendaciones del chef”.

Antonio nos debió ver aspecto de gente de buen comer, porque a la mesa llegaron platos de Cuenca como si fuéramos cuatro comensales en lugar de dos.

Empezó por un contundente y espeso morteruelo, donde se apreciaban perfectamente las carnes que lo integraban, no faltó un ajoarriero y, como le pareció que no era suficiente, unas algo secas migas de pastor.

Por si nos quedábamos con hambre, un enorme codillo hizo acto de aparición y, aunque me costaba ya levantar el tenedor, probé una carne tierna y deliciosa. El postre fueron unas peculiares torrijas, con aspecto de croquetas, peculiarmente borrachas y espesas.

Al levantarme de la mesa, casi lamento que el regreso a Cuenca fuera en coche y no en bicicleta, por aquello de “digerir” la comida.

9.- La Casita de Cabrejas

Una perfecta combinación de “tres en uno” es lo que podemos encontrar a apenas 10 minutos de Cuenca, en La Casita de Cabrejas.

En La Aventura de Cabrejas, empresa que es parte del mismo negocio, podemos realizar multitud de opciones de turismo activo y actividades en la Naturaleza, desde rutas en bici a barranquismo o quad.

En La Casita de Cabrejas, rodeados de Naturaleza y silencio, se puede disfrutar de un descanso, especialmente en pareja o familia, en una casa rural perfectamente decorada en su interior (no podía faltar una chimenea en el salón) y habitaciones.

Y en el Restaurante La Casita de Cabrejas, ya seas huésped, “aventurero” o cliente ocasional (importante reservar con antelación), puedes disfrutar de buena comida.

Después de una sesión de quad, nosotros nos lanzamos a devorar una ensalada fresca con queso de cabra gratinado, acompañada de algo menos verde, una ensalada de Carpaccio de atún. No faltó el ajoarriero, uno de los mejores que he probado en Cuenca.

La parte más consistente de la comida fue un deliciosamente suave bacalao confitado con crema de guisantes y crujiente de jamón y un más que excelente cordero a baja temperatura, que pasa más de 20 horas a 65º.

La paciencia de quien cocina es ampliamente recompensada por la satisfacción de quien lo prueba.

10.- Mapa de restaurantes de Cuenca

Para que los podáis ubicar mejor, aquí tenéis estos restaurantes de Cuenca en Google Maps.