Creo que nunca seré capaz de recordar y pronunciar este nombre: Srirangapatnam… Una isla a unas dos horas de viaje en coche desde Bangalore donde se concentra una estupenda concentración de templos y palacios. Parece una escapada ideal de un sábado o domingo para los habitantes de Bangalore y es ahí donde me llevaron mis compañeros de oficina el sábado.
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Esta gente es increíble y son de una bondad sin límites. Alquilaron un taxi/furgoneta para realizar el trayecto de Bangalore a Srirangapatnam y Mysore. Imagino que les costó un buen dineral y no conseguí de ninguna de las maneras contribuir en los gastos. Al menos, tras insistir pude invitarlos a comer a todos en un buen restaurante durante nuestra escapada.
Salimos a las siete de la mañana de Bangalore y mientras uno trataba de abrir los ojos, mis compañeros ya estaban cantando y bailando en medio de la furgo como si de una peli de Bollywood se tratara. Esta gente es feliz con bien poco, a veces a uno le viene una envidia enorme al verlos disfrutar con cualquier cosa. El trayecto lo pasamos divertidamente, con paradas para tomarnos un idli, algún refresco y estupendos lasis.
Srirangapatnam podría considerable como una ciudad en sí misma y goza de una gran importancia religiosa, cultural e histórica entre los habitantes de Karnataka. Su ubicación permite realizar una visita diaria ya sea desde Bangalore o incluso desde la más cercana Mysore. Asimismo, desde ambas ciudades también se puede acceder en tren. Toda la extensión del lugar se encuentra rodeada por dos brazos de río convirtiendo esta ciudad en una auténtica isla.
Llegamos al templo de Srirangapatnam dedicado a Vishnu. Entre hindúes me pude colar fácilmente y pagar el precio dedicado a los locales (10 rupias) en lugar del precio habitual para extranjeros (100 rupias). Además, seguramente debido a mi condición de no hindú no me hubiera sido permitida la entrada al santuario. Habitualmente los extranjeros podemos entrar en los templos pero nos cierran las puertas al lugar donde se venera al dios de turno.
El templo más representativo de Srirangapatnam es el Ranganathase cuya construcción se inició durante el siglo IX de nuestra area. Este lugar ha sido desde siempre un sitio habitual de peregrinaje donde también se recuerdan antiguas batallas dominadas por el imperio de Vijayanagar y siempre ha tenido un carácter especial contrastando con otras regiones de la India. De hecho, Srirangapatnam permaneció incluido en el reino de Mysore desde principios del siglo XVII hasta la independencia de la India a mediados del siglo XX.
El interior del tempo estaba abarrotado, seguimos bajo el calor en fila india para poder llegar al altar donde Vishnu descansa sobre un círculo de serpientes. Solo te dejan un segundo para mirarlo y te empujan para que dejes paso a los demás.
Visitar Srirangapatnam merece la pena. Es una buena escapada desde Bangalore o desde Mysore. Aparte del templo, en el interior de la isla hay unas cuantas cosas más para visitar, a modo de atracción turística como habitualmente plantean este tipo de lugares en la India.
Aprovechamos la ocasión para subirnos a unos botes para navegar por los meandros del río alrededor de la zona sagrada de los templos.
Entre los demás lugares dignos de mención en Srirangapatnam se encuentra el palacio de verano de Tpu llamado Daria Daulat Bagh. Está rodeado por bellos jardines y en su interior encontrareis un pequeño palacio pintado hasta el último centímetro de sus paredes y balustradas. También existen lugares donde descansar en el interior de la isla. Junto al río los nativos descansan, se bañan e incluso se montan en barcas de bambú para dar una vuelta sobre el río como nosotros hicimos. Entre refrescos y comiendo cada vez una cosa nueva y desconocida se nos fue el tiempo en Srirangapatnam bajo un estupendo sol sin apenas humedad en el aire.
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La vuelta a Bangalore se nos hizo eterna. Al principio lo pasamos entre risas, bailoteo y cantando como locos en medio de la furgoneta. Luego el trafico acabó con nuestras fuerzas y nos echamos unas cabezaditas. Había partido de cricket y las calles de Bangalore estaban completamente abarrotadas de rickshaws, motos y coches. Tardamos casi seis horas en realizar un trayecto de apenas 100 kilómetros.
Me alegro de que te fuera útil, Olga!
Qué interesante! Tomo nota para mí próxima visita a esta zona de la India. No es fácil encontrar información de primera mano sobre estos lugares de culto y tú post me ha sido muy útil e informativo. Muchas gracias!