Partí del hostal Sleepy Sam en Singapur en dirección a las agencias de autobuses que se encuentran en la zona este de Beach Road. Ahí me esperaba el autocar que me llevaría a Malasia, contretamente a Melaka. 22 dólares previamente pagados, un autocar cómodo y con aire acondicionado y unas cuatro horas de camino para llegar al destino.
Antes de cruzar el enorme puente que une Malasia con Singapur, paramos en la frontera donde realizamos una breve parada para sellar el pasaporte. En la parte de Singapur lo hicimos sin la mochila y fue bastante rápido. Es conveniente recordar como es nuestro autocar -si os apuntáis la matrícula, mucho mejor-.
Una vez tuvimos sellada la salida de Singapur cruzamos el puente que une ambos países y a los pocos kilómetros volvimos a parar. Esta vez lo recogimos todo y realizamos el trámite de estampar un nuevo visado en el pasaporte. Había poca gente en la frontera y la operación fue rápida.
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Una vez subidos al autocar reemprendimos el camino recorriendo paisajes sin apenas pueblos o casas. Una marea interminable de palmeras y frondosa jungla cerca del océano.
La estación de Melaka se encuentra a casi 5 kilómetros del centro de la ciudad. Podéis subir a un taxi que os costará una media de 15 ringgits o subir al autobús número 17 (de color verde) que hará el mismo servicio por tan sólo 1 ringgit.
La estación de autobuses locales se encuentra al otro lado de la estación central. Lo mejor es seguir a los locales ya que casi todos se dirigen hacia allí y pasar de los taxistas.
Por recomendación de una viajera alemana me dirigí al hostal Jalan Jalan en la calle Jalan Kedni Emas. Cuando paramos en el centro histórico de Melaka encontré la oficina de turismo y no desaproveché la ocasión para agenciarme con un mapa de la ciudad y preguntar por la dirección del hostal.
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El hostal Jalan Jalan se encuentra a un par de calles de distancia del río y tiene una puerta azul que no es fácil de ver. Encontré una individual por 26 ringgits y me pareció suficientemente limpia para quedarme un par de noches y disfrutar de la ciudad de Melaka con más calma. Además el dueño -un chaval llamado Sam- es muy buena gente y en el hostal hay una buena sala para conocer otros viajeros. Ideal para cuando se viaja solo.