Islandia es un país puramente volcánico. Lo notarás en cuanto aterrices en el aeropuerto internacional de Keflavik, pues a tan solo unos kilómetros de él estuvo, hasta hace bien poco, expulsando lava y piroclastos el volcán conocido con los nombres de Geldingadalur y Fadragasfjall. Debido a mi trabajo de guía en el país, tuve la suerte de apreciarlo durante el verano de 2021. Pero no hace falta que ningún volcán islandés entre en erupción para captar el gran pasado y presente volcánico del país. Lo verás en los centenares de coladas antiguas que encontrarás, en sus playas de arena negra y en sus cráteres milenarios. De estos últimos, algunos poseen una forma un tanto irregular, mientras otros son el típico cráter volcánico que todos hemos dibujado de pequeños, cuando nos pedían que pintáramos un volcán sobre el papel en blanco. Una de esas antiguas bocas volcánicas perfectas es el cráter de Eldborg, que se encuentra justo en lo que sería la axila del brazo de tierra que posee el literario nombre de la península de Snaefellsness (tan famosa por el libro de Julio Verne, ‘Viaje al Centro de la Tierra’).
El cráter de Eldborg se levanta, imponente, perfecto y orgulloso, en medio de unas tierras llanas, en las que la tierra volcánica ha ido regenerándose hasta dar cabida a una bonita vegetación que lo cubre todo. Un sendero, no señalizado pero fácil de seguir (sobre todo porque el cráter es visible en todo momento, casi desde cualquier punto de la meseta), lleva hasta él. Este es uno de los trekking menos concurridos y más fáciles y bonitos del oeste de Islandia, quizás solo superado por el espectacular paseo costero que une las poblaciones de Hellnar y Arnastapi, también en la península de Snaefellsness.
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Cómo llegar al punto de inicio del trekking al cráter de Eldborg
Llegar al punto de inicio del trekking al cráter de Eldborg no es tarea sencilla y tienes que conducir con los ojos bien abiertos.
Deberás dejar el coche en una granja cercana que se llama Snorrastadir Farm Holidays, una gran finca en el medio de la nada que cuenta con caballos, una gran sala con cocina, sillones y mesas, y aseos. Nosotros la visitamos en pleno agosto y, aparte de un par de furgonetas camperizadas que habían pasado la noche allí, no encontramos a nadie más.
Para llegar a esa granja tendrás que tomar un desvío de la carretera 54, ponlo en tu GPS para saber el punto exacto.
Como habrás adivinado, no hay otra manera de llegar al principio del sendero que lleva al cráter de Eldborg más que en tu propio vehículo (o en uno de alquiler).
Este lugar se encuentra a unos 38 km de la ciudad de Borgarnes y a unos 112 km de Reikiavik (tendrás que conducir por las carreteras 1 y 54, llevándote 1 hora y 45 minutos desde la capital islandesa).
Características y origen del cráter de Eldborg
En el caso de que te estés preguntando de dónde proviene el nombre de Eldborg (en islandés, casi todos los nombres de accidentes geográficos tienen algún significado), te gustará saber que su traducción al español es, literalmente, «Fortaleza de Fuego». No le podían haber puesto un nombre más apropiado, pues de su boca brotaron, hace miles de años, cantidades ingentes de lava.
El cráter del Eldborg posee la forma más perfecta de todos los que vi en Islandia (junto con el de Hverfell) y se eleva 60 metros sobre un gran campo de lava. Su circunferencia es de unos 200 metros de diámetro y su profundidad es de unos 50 metros. Los geólogos creen que la principal actividad volcánica en el área ocurrió hace entre 5.000 y 8.000 años. El cráter es bastante empinado, por lo que no es aconsejable aventurarse en la cavidad. Eldborg recibió el estado de espacio protegido en 1974.
En cuanto al equipo, no necesitas nada especial más que unas botas o zapatillas de senderismo y algo para protegerte de la lluvia (el tiempo es cambiante e incierto en Islandia). Los bastones no son necesarios, pero hay gente que los utiliza en la subida al cráter.
Aprovecha tu tiempo en Islandia al máximo con alguna de las siguientes excursiones con guía en español y con muy buenas recomendaciones de sus usuarios:
- Trekking por el glaciar Vatnajökull
- Excursión a Landmannalaugar
- Ruta del Círculo de Oro
- Tour de la Aurora Boreal
- Glaciares y cascadas de la costa sur de Islandia
- Excursión a la Laguna Azul
- Transporte entre el aeropuerto y Reikiavik
- Excursión a Snaefellness desde Reikiavik
- Otras magníficas excursiones en Islandia
Descripción de la ruta del trekking al cráter de Eldborg
El trekking al cráter de Eldborg es una ruta sencilla y lineal, de unos 3 km en cada dirección, pudiendo completarse en unas 2,5 horas (teniendo en cuenta paradas, fotos y tomar algún tentempié).
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Inicio de la ruta
Tras dejar la furgoneta en el aparcamiento de la granja, pasamos unos minutos intentando encontrar el camino que llevaba al cráter. Realmente, es muy sencillo, pues al final dimos con un cartel que señalaba a una puerta de metal que se abría a un sendero. En los alrededores suele haber algo de ganado, así que ten cuidado con los animales.
El sendero va avanzando por el antiguo campo de lava, siempre dejando las aguas del río a tu derecha. La estampa del cráter y el paisaje desde la granja y el principio del camino es ideal en un día claro (no es sencillo este requisito en esta parte de Islandia), por lo que puedes aprovechar para sacar fotos desde aquí.
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El terreno es llano y sencillo en esta primera parte del camino, pasando entre grandes arbustos y otras plantas del lugar.
A los pies del cráter de Eldborg
Siendo así, antes de que quieras darte cuenta ya habrás llegado a las faldas del cráter de Eldborg. Antes de él hay otros pequeños cráteres de formas más irregulares y distintos senderos se bifurcan para que los puedas visitar.
En este lugar (aunque también durante el camino previo) se puede apreciar perfectamente el colorido de las rocas volcánicas, con esos tonos grises, rojos, ocre, verdoso, amarillento… En definitiva una amalgama policromada que muestra el paso del tiempo.
La cuesta aquí coge cierta pendiente, pero se asciende en unos minutos, pudiendo hacer un pequeño descanso para disfrutar de la admirable panorámica. Eso sí, aquí debes también fijarte en el suelo, porque el terreno se vuelve bastante irregular y debes tener cierto cuidado con las rocas puntiagudas. La última vez que estuve por aquí, habían instalado una cuerda para ayudarte en esta parte final, pero no me parece que sea necesaria.
Una vez llegas a la cima del cráter, ya solo queda caminar por la pequeña parte de cornisa por la que está permitido, mirar en su interior y observar la inmensa planicie de lava. Desde aquí se ven muy bien los otros cráteres.
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En definitiva, el trekking al cráter del Eldborg es una caminata agradable, bella y que se suele realizar en solitario, pues es bastante desconocida.