Comienza la Feria de Albacete

Si, como a mí, te gusta más la fiesta que a un mono un espejo, desde mañana tienes una cita con la Feria de Albacete.

Del 7 al 17 de septiembre (este año también estará abierto el recinto ferial el domingo 18) tiene lugar en Albacete la festividad dedicada a la Virgen de los Llanos.

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Las grandes fiestas que conozco de España son: Feria de Sevilla, Fallas de Valencia, San Fermín en Pamplona, San Isidro en Madrid, Hogueras de Alicante, las fiestas de Gracia en Barcelona, las cruces de Mayo en Granada y la Feria de Albacete. Para mí Albacete se lleva la medalla de plata de todas ellas. El oro, obviamente, es para las Hogueras de Alicante.

La Feria es en realidad el Iron Man de la marcha. Ahora que se ha puesto tan de moda el running y la gente se corre medias maratones como quien baja al super a comprar el pan -yo creo que se preparan en secreto para salir corriendo del país cuando llegue el momento del hundimiento total- yo os propongo, cual pequeño demonio rojo que aparece cuchicheando en vuestra oreja izquierda, que os dejéis un poco -o un mucho- de vuestra salud en algunos de los 10 intensos días en los que Albacete se convierte en un campo minado para los mormones: alcohol, música, amores fugaces, comida alta en colesterol y desparrame general.

Yo, como buen predicador, voy a regresar, este mismo domingo, a ese lugar de la Mancha de cuyo nombre no puedo -ni quiero- olvidarme.

La Feria de Albacete ha sido declarada de Interés Turístico Internacional y el recinto ferial se construyó, en su actual ubicación, en 1783. Sin embargo, para buscar el origen de esta festividad dedicada a la Virgen de los Llanos hay que remontarse a principios del siglo XIII.

Este año todo comienza mañana y acabará el próximo domingo 18 de Septiembre. Desde la sabiduría que he adquirido por mi dilatada experiencia de feriante, os aconsejo que visitéis la Feria entre semana. Se disfruta más del ambiente ferial durante esos días en que no eres devorado por la avalancha de gente que se ha pasado su semana laboral pensando en cómo va a arrasar la Feria nada más llegar.

Teniendo en cuenta que mi tren procedente de Alicante efectuará su entrada por vía 3 en la estación de Albacete a las 13.35 del domingo 11, me puedo hacer una idea de lo que me espera.

Mis amigos me recogerán -si no, les mato- de la estación para llevarme a comer unas buenas tapas al recinto ferial. Callos, manitas de cerdo, rabo de toro, chorizos fritos, morcillita manchega… En general todas esas cosas que rara vez recomiendan en los programas mañaneros sobre salud que llevaba ese viejete en la 1. Menos mal que unas buenas birras o vinos me ayudarán a que todo eso pueda bajarme a los pies… En algún momento de los siguientes 8 días.

Será el momento de ir poniéndose al día con amigos a los que veo menos de lo que me gustaría.

La tarde se pasará entre las carpas y algún bar de la zona de marcha.

Haremos un alto en el camino para cenar algo. Quizá me lleven de nuevo al recinto ferial o elijamos alejarnos un poco del bullicio y cenemos algo en casa de algún amigo mientras vemos un par de horas del programa Saber y Ganar de Jordi Hurtado en la 2 y memorizamos las respuestas. Creo que la primera opción es bastante más factible.

Cuando hayamos repuesto algo de energía nos lanzaremos a la noche como lo hacen los niños a las piscinas de bolas o los políticos sobre el dinero ajeno. Quizá más como los segundos, que ponen muchísima más fiereza.

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La última vez estuvimos bailando en la zona de bares para bajar hacia la Feria a eso de las 4 de la mañana y seguir allí hasta el amanecer.

Después conseguí escaparme sin que lo notaran mis amigos y fui a casa de Alfonso a dormir un par de horas. Ése fue el tiempo que tardaron en darse cuenta de mi falta y organizar la redada para encontrarme y llevarme de nuevo con ellos.

Aún recuerdo como Alfon y Rodri tiraban de mí mientras yo me resistía agarrado al colchón. Al final, ya con el colchón en el suelo, me entregué y me vestí de nuevo para que los tres fuéramos -montados en un ciclomotor- a correr la vaquilla en la plaza de toros.

Ante mi manifiesta lividez me llevaron a reponer energías después de tanto meneo y me encontré comiéndome otro plato de callos a las 12 del mediodía.

Volví a casa sin ser ni medio persona.

Este año, con la madurez de los 39 y la cabeza bien asentada, estoy seguro de que ninguna de esas situaciones se volverá a repetir. Dicho por mí quizá no os lo creáis… Lástima, tendré que contratar a algún politicucho español: auténticos expertos en colar grandes mentiras a la gente que les escucha.

De todas maneras, quiero recalcar que la Feria puede ser disfrutada de muchas maneras diferentes. Durante estos 10 días hay conciertos, desfiles, actos culturales, ofrendas de flores, campeonatos deportivos, etc. Hay algo para cada persona, independientemente de la edad que tengas o el tipo de actividad que te guste.

Os cuento cuando vuelva. O mejor, ¡Venid todos a la feria!.

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