Dejamos atrás las fiestas de carnaval de Mamoiada y la zona de la Barbagia del interior de Cerdeña para volver a la costa oeste.
Un buen café -algo que sólo saben hacer los italianos y portugueses en Europa- ayudó a despejarnos la cabeza de la fiesta de los mamutones que habíamos disfrutado el día anterior. Subimos al coche y partimos en dirección a Bosa.
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A medio camino encontramos la señalización de una nuraga llamada Santa Sabina. Íbamos bien de tiempo así que hicimos un alto en el camino.
La nuraga de Santa Sabina es un legado de la edad de bronce a nuestros días. Se trata de una torre construida con basalto y se encuentra justo al lado de una iglesia de estilo bizantino.
Lo mejor de esta nuraga es que no existe ticket de entrada y uno puede subir las escaleras como a uno se le antoje. Se encuentra bien conservada, con una escalera de piedra que nos lleva a lo alto de la nuraga donde existen vistas a un verde y extensa panorámica de la zona.
Junto a la nuraga de Santa Sabina se levanta una curiosa iglesia que lamentablemente encontramos cerrada con llave y no encontramos a nadie en las cercanías que pudiera abrir sus puertas para visitarla.
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Tras la visita emprendimos la marcha. El espléndido día, el contacto con la historia y la aventura de introducirnos en el interior de una nuraga nos cambió la cara y nos hizo olvidar por completo la resaca que llevábamos encima.
Formidable pagina. Estoy satisfecho de haber la localizado. Es bueno analizar algo interesante
Hola Quique,
me gustaría saber si por casualidad sabes si las viviendas de los habitantes sardos estaban dispuestas fuera o dentro de estas nuragas. Estoy realizando un trabajo, y apenas encuentro información on-line.
Gracias, Sandra