Es probable que paséis por delante y lo único que os llame la atención en ese instante es el nombre que lleva la calle. El Carrer dels Petons -calle de los Besos- se encuentra en el céntrico barrio de la Ribera en Barcelona.
Si os adentráis en él descubriréis una de esas calles tan habituales del casco viejo de la ciudad, estrecha, con fachadas rebeldes a las que un lavado de cara estropearía su acné irresistible y las sábanas de los vecinos colgando de sus balcones. La única peculiaridad a diferencia de otras calles similares que encontraréis por la Barceloneta, el Born, el Gòtic o el Raval es que el carrer dels Petons termina en un callejón sin salida.
Haz click para más info y llévate un 5% de descuento.
Existen varias versiones acerca del origen del nombre de esta peculiar calle. Mientras que el Ayuntamiento se inclina por la más aburrida, yo prefiero decantarme por la más romántica.
A los condenados a muerte de la cercana Ciutadella -Ciudadela- se les permitía despedirse de sus seres queridos en esa misma calle. Aunque hoy en día se trata de un callejón sin salida, antiguamente a través del carrer dels Petons los presos llevados hasta su destino final pasaban por ella y la justicia permitía oficialmente a las familias despedirse de sus seres amados en esa estrecha calle por última vez en vida.
Si vas a viajar a la ciudad condal, no te pierdas nuestra guía rápida sobre Barcelona con todos nuestras recomendaciones y secretos para descubrir a fondo la ciudad de los prodigios.
De todas maneras, hay una realidad que bien podría tumbar esta leyenda. Resulta que antes de que se construyera la Ciudadela -entre los 1716 y 1718 justo tras finalizar la guerra de Sucesión- la calle ya se llamaba Patons -sin duda, un acento catalán muy barcelonés-.
Y si vamos al origen del nombre más pragmático, según la versión oficial recogida en el Diccionari nomenclàtor de les vies públiques de Barcelona de Jesús Portavella Isidoro y sostenida por el Ayuntamiento de la ciudad, el origen del nombre Petons de la estrecha calle procede probablemente del nombre de un famoso vecino que vivía en esta misma calle a mediados del siglo XVII y que llevaba el nombre de Joan Pontons. Su apellido derivó en un cariñoso Petons ya sea por una evolución filológica o por la ironía del pueblo.
Esa realidad más que probable no quita que decenas de parejas acudan al carrer dels Petons el 14 de febrero para celebrar su amor en el día de San Valentín, ya sea en honor a esas parejas que se despedían de su amado antes de la muerte o por el nombre tan sugerente que la calle transmite.
Localización
Reserva tu viaje con las mejores herramientas por orden de prioridad:
Pues ya que voy hoy al centro, me daré una vuelta. No conocía esta calle y puede ser interesante, aunque la verdad es que el panorama no parece muy romántico.
Saludos
No lo recuerdo ni en la Sombra del Viento ni en la Catedral del Mar pero sin duda es una historia muy bonita aunque si se convirtiera en un puente de los suspiros tipo Venecia es probable que perdiera su la magia que esconde hoy en día.
No conocía ni la calle ni la historia! me ha encantado!
Me quedo con la historia romántica, equiparable a la del puente de los suspiros de Venecia…
Quizá salga en alguna novela de Ruiz Zafón, yo me quedé en la sombra del viento