Partimos por la noche de Cuzco en dirección al cañón de Colca. Se trata de un impresionante cañon que mide el doble del famoso cañón del Colorado y donde pueden avistarse un gran número de cóndores.
Existen múltiples compañías de autocar que parten de Cuzco a Arequipa. Nosotros tomamos uno a las 8 que nos dejó a medio camino cerca de la población de Chivay, concretamente en Puente Callalli; se trata de un cruce de carreteras que nos evitaba más de 150 kilómetros. El precio sin embargo no nos lo reducieron y pagamos el total hasta Arequipa de 65 soles.
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Al llegar a la estación dejamos las mochilas en el autocar y salimos a comprar agua y galletas. Al volver, el autocar había partido. Imaginaros la cara que nos quedó. Con todas las posesiones en el autocar y el ticket en la mano tuvimos unos segundos de indecisión incapaces de reaccionar. Con un buen pellizco reaccionamos y nos apresuramos a subir a un taxi. «¡Siga al autocar de Colca!»
Parecía una persecución salida de alguna película de acción. Atravesamos las calles de Cuzco sorteando coches y motos hasta que dimos con el autocar. Al cruzarlo enseñamos el ticket por la ventana y le indicamos que se estacionara. Casi habíamos llegado a la autovía. Por fortuna paró y subimos al autocar con el corazón todavía bombeando del vuelco que había dado.
A las cuatro de la madrugada llegamos a Puente Callalli. Se encuentra a 4,200 metros de altura y la temperatura era aproximadamente de unos 10 grados bajo cero. Afortunadamente había un local abierto donde nos resguardamos, nos pusimos ropa encima y nos tomamos un par de calentitos con anís (una especie de carajillo pero con té en lugar de café) Nos entró de maravilla.
Al cabo de una hora llegó el autobús que nos dejó en Chivay. Mis manos heladas se alegraron de verlo y por 5 soles ascendimos juntos un collado a más de 4,800 metros con vistas a picos y valles áridos a nuestro alrededor.
En la misma terminal de Chivay tomamos otro autobús que nos dejó en la Cruz del Cóndor en una hora y media. Eran las 9 de la mañana y, según dicen, la hora ideal para avistar cóndores en su vuelo matinal en busca de carroña para alimentar a sus crías.
El valle de Colca era considerado como el cañón más profundo del mundo hasta que se midió su vecino Cotahuasi.
Se trata de un paraje de espectacular belleza. Distintos volvanes como el Sabancaya y el Ampato a más de 6,000 metros de altura lo encierran en una precipitada caída de más de 2,000 metros de altura. La cruz del Cóndor se encuentra en un lugar intermedio y sirve como mirador ideal para contemplar el panorama.
Al bajar nos pidieron el ticket de entrada al valle de Colca. Como no lo teníamos regateamos con la excusa que íbamos de paso y afortunadamente conseguimos dos tickets de estudiante a 10 soles cada uno. El general sale por 25.
Durante el rato que estuvimos en el lugar (de 9 a 12 del mediodía, momento en que retornaba el autobús local de Cabaconte al extremo del cañón) pudimos contemplar el vuelo de cuatro de estas gigantes aevs de tres metros de ancho y un metro de altura. Un auténtico espectáculo embellecido todavía más por las imponentes paredes de las montañas y la caída libre precipitada que veíamos a nuestros pies.
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Retornamos a Chivay y de ahí tomamos un autocar hasta Arequipa (aproximadamente 2 horas y media de duración por 25 soles cada uno).
yo estuve en enero con una excusión de dos días comprada en Arequipa, todo genial, salvo el paso por la zona a 5.000 metros de altitud y el final de la excusión…Me quedo con los preciosos paisajes