Gotemburgo presume con orgullo de la juventud humana que llena sus calles, pues la mayor universidad de Suecia esté aquí asentada pero en su timidez no es demasiado conocida más allá de sus fronteras. Y, sin embargo, razones para una escapada a Gotemburgo, que nos mantengan entretenidos un fin de semana, no faltan.
Si viajas con niños, si viajas en pareja o si viajas solo, aquí tienes la segunda parte, con más razones y sugerencias de qué hacer en Gotemburgo.
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Índice de contenidos
Un tour de época en un coche de época
Se llama “Time Travel Sightseeing” pero no se hace al volante de un DeLorean ni necesita un condensador de fluzo. Gotemburgo es el lugar de nacimiento de una de las marcas de coches más reputadas por su seguridad, así que es en Volvo en el vehículo en que nos desplazaremos.
Conservados, restaurados y mimados, estos Volvo PV 444/544 fueron construidos en Gotemburgo entre 1947 y 1965. Para la Suecia de postguerra fueron lo que había sido el Ford T en EEUU o sería el SEAT 600 en España, el primer coche al que podían acceder muchas familias de la época.
Desde una a cuatro personas por coche, la experiencia os conducirá – en contacto con el coche del guía por una radio desde la que cuenta anécdotas – por rincones de Gotemburgo de los años 50, 60 y 70.
Y si no tienes carnet de conducir o le tienes mucho respeto a manejar un coche histórico, siempre puedes hacer el Time Travel Sightseeing en el coche del guía (un carismático y simpático Peter) o quedarte en los asientos de atrás.
Comerse Gotemburgo en un tour
Gotemburgo puede ser una buena muestra de lo que la gastronomía de Suecia le puede ofrecer al visitante; para darle los primeros bocados, nada mejor que un tour gastronómico.
Jesper Aldofsson es el cerebro (y el estómago) detrás de Matvandrigen, una empresa que ofrece tours guiados gastronómicos por el centro de Gotemburgo o los barrios de Linné y Haga.
Con una duración aproximada de tres horas, se visitan lugares de referencia como el mercado Saluhallen (donde podéis probar, con explicaciones de su propietario, los quesos de Ost-Anders), la iglesia del pescado Feskekôrka (imprescindibles las ostras en el Restaurante Gabriel) o la Lagerhuset donde, bajo sus altos techos de madera podéis probar cervezas locales.
Con zapatos cómodos y apetito también hay sitio para pequeños descubrimientos, como la tradicional y antigua pastelería Kannold (con Jeanna Kannold detrás del mostrador) en Victoria Passagen, que lleva varias generaciones endulzando la vida de Gotemburgo.
Museo de Gotenburgo, la historia de una ciudad
Casi 12.000 años de historia bajo un mismo techo, casi nada ¿eh? Pues más que un techo son varios, porque el Museo de Gotenburgo (fundado en 1861) está instalado en lo que un siglo antes había sido una manzana completa de edificios, pertenecientes a la sueca Compañía de las Indias Orientales.
Con exposiciones permanentes y temporales, el visitante puede esperar encontrar desde un auténtico barco vikingo (los restos de un Äskeskärr, encontrados por un granjero que preparaba la tierra a las orillas de un río), hasta como desde los años 60 Gotemburgo ha estado relacionada con la música en Gotemburgomúsica (en estilos tan distintos como Ace of Base o el Festival Metaltown de heavy metal).
Entre uno y otro extremos, el Museo de Gotenburgo (Goteborgs Stadsmuseum) tiene sitio para mostrarnos cómo y porqué esta ciudad floreció comercialmente y, más allá de sus canales, llegó a conocerse como la Amsterdam del Norte.
Liseberg, el Parque de Atracciones preferido por los suecos
El concepto de que una ciudad tenga un parque de atracciones no es ninguna rareza, pero que sea el Ayuntamiento su propietario es algo menos habitual. Desde 1923 que se inauguró, el Parque Liseberg pertenece, de manera aparentemente rentable a juzgar por sus 3 millones de visitantes anuales, a la ciudad de Gotenburgo.
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Curiosidades de gestión aparte, en Liseberg se encuentra la caída libre de mayor altura de Europa: 116 m en 3 segundos (a 110 km/h).
Además, hay varias montañas rusas (incluyendo una de madera, premiada en varias ocasiones), coches de choque, atracciones acuáticas, una Casa del Terror, etc. junto a, naturalmente, bares y restaurantes.
La entrada al Parque Liseberg es de pago, 95 SEK o gratis para niños – ojo, en estas latitudes son muy altos – de menos de 110 cm de estatura. Además hay que pagar, con cupones, los accesos a cada atracción (un cupón cuesta 20 SEK y las atracciones requieren de 1 a 4 cupones para entrar en ellas).
Aeroseum, aviones bajo una montaña
Para definirlo en una sola línea, el Aeroseum es una exposición de aeronaves en el interior de un antiguo búnker de la fuerza aérea sueca…excavado en una montaña.
Si el niño que fuiste y jugó con soldaditos de plástico ha dado un salto por la sorpresa, el adulto en que se ha convertido estará deseando visitar una instalación que, a 30 metros bajo tierra, dedica 22.000 metros cuadrados a la aviación militar y civil.
Del mundo que vivió la Guerra Fría, la Stasi (policía secreta de la Alemania comunista) o la bomba atómica, son algunas de las temáticas de las que podemos obtener más información, en paneles, documentos, fotografías y vídeos, mientras recorremos los pasillos de este hangar subterráneo finalizado en 1955.
Pero la estrella principal son las más de treinta aeronaves auténticas, nada de copias o modelos, que han surcado los cielos de Suecia (algunos de ellos diseñados y fabricados en el país).
Reactores y helicópteros Saab Viggen, Draken, HKP Armén, Augusta Bell JetRanger, MBB BO105, CH47 Chinook entre otros, están a nuestro alcance para verlos de cerca, tocarlos, y, en algunos casos, subirnos a sus cabinas. Y, si quieres una experiencia adicional, varios simuladores (de pago aparte) ofrecen lo más parecido a volar sin despegar del suelo.
Maritiman, un museo flotante
Gotemburgo nació mirando al mar y es por ello natural que en su puerto se haya establecido un museo flotante, el Maritiman, un abigarrado conjunto de 15 barcos, de distintas funciones y de diversas épocas.
En Maritiman podemos subir a bordo de un curioso barco-faro, bajar las estrechas escaleras al interior del submarino HMS Nordkaparen (o leer el diario de su chef), pasear por la enorme cubierta del destructor HMS Småland o deambular líbremente por cualquiera de los buques amarrados al puerto.
El verde y rectilíneo centro de Gotemburgo en Google Maps:
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